Viaje hasta el límite, crítica teatral
12 May 2025
Llega hasta la escena del Teatro Español una obra muy poco conocida, de un autor con una vida truncada de forma precipitada, exactamente antes de sus 40 años de edad. Hablamos de ‘Viaje hasta el limite’ de Luis Martín-Santos, a pesar de lo cual su novela ‘Tiempo de silencio’ forma parte de las piezas consideradas fundamentales dentro de la literatura española del siglo XX.
“Nunca has sabido ayudarte a ti mismo”
El estreno tanto de la obra, como del autor, en el espacio teatral que un día fue el Corral del Príncipe, es un acierto que debe ser reconocido a la iniciativa de su actual director, Eduardo Vasco, que ha hecho un hueco en la programación de esta temporada para ello.
‘Viaje hasta el límite’, pieza datada en el año 1953, junto con otros trabajos de Martín-Santos, fue rescatada por la familia del autor, entre escritos y anotaciones diversos del psiquiatra y literato, en cuya labor tuvo especial relevancia Fernando Doménech.
“Todavía conservo cabeza para distinguir entre un negocio y un cuento de hadas”
La trama se desarrolla en la casa de una desahogada familia, a las afueras de la gran ciudad, que la escenografía diseñada por Carolina González recrea con las formas que le son propias a reputados arquitectos de mitad del siglo XX, tanto en España, como Sáenz de Oiza, o de internacionales como el brasileño Oscar Niemeyer. Adecuada aportación de Miguel Ángel Camacho en la iluminación.
‘Pedro’ es un afamado empresario de éxito, ahora aquejado de una enfermedad que le mantiene postrado en un silla de ruedas sin poderse valer por si mismo, lo cual le agrió su, de por si, fuerte carácter, vive acompañado de ‘Gloria’ su joven, y bella, esposa, con quien se casó en segundas nupcias, y ‘Alberto’ su único hijo.
“La vida es cruel. El que no es cruel está un poco muerto.”
El primer cuadro del espectáculo presenta perfectamente la trama, y acoge una soberbia interpretación de Ernesto Arias al recrear a ‘Pedro’; su amargura, su desconfianza y su frustración hacia lo que entiende que no recibe de quienes le rodean, son magníficamente representadas, es un hombre doliente y puesto a la defensiva. ‘Alberto’, su hijo, solicita su ayuda para un proyecto empresarial que va a acometer con un socio, y ‘Pedro’ le explica que todo su dinero será suyo, pero en el momento adecuado, que aún no es, pero ‘Alberto’ insiste y finalmente el socio de su hijo (‘el intruso’) tendrá acceso a él, aunque nada de lo que dirá le sorprenderá. ‘Gloria’ vuelve de una tarde compras, elegantemente vestida por el acertado responsable del vestuario de la propuesta, Lorenzo Caprile. Aparecen los reproches, sobre dónde ha estado y acompañada de quién … la discusión se sucede. ‘Pedro’ afirma: “Te casaste conmigo porque tenía dinero” y ‘Gloria’ replica “¡No me insultes desde tu sufrimiento!”, “mi vida matrimonial es un interrogatorio judicial”.
“Yo quería un mundo seguro”
En el segundo cuadro el conocimiento entre ’Gloria’ y ‘el intruso’ forma parte de los hechos objetivos y tanto ellos como ‘Alberto’ ya no hablan de negocio, ni proyecto empresarial alguno. Lo único que existe es la ambición por conseguir la mayor parte posible del botín. ‘Pedro’ adopta un perfil claramente diferente al presentado en el primer cuadro, cuyas formas estaban muy cercanas a las empleadas en el realismo simbólico por autores como Buero Vallejo, para adoptar otras formas más parecidas al teatro existencialista, de Sartre o Camus. El patriarca familiar ha decidido poner en liquidez todo su patrimonio para atender las ambiciones de ‘Alberto’, ‘Gloria’ y ‘el intruso’, que ha roto el inestable ‘statu quo’ de una familia que se precipita hacia la descomposición.
“Mi amor no se puede distinguir de la duda”
El tercer y cuarto cuadro se precipitan por la locura en la que se ha zambullido ‘Pedro’, solo consolado por la compañía de ‘María’ la asistente, quien le cuida, le baña, le viste, le acompaña y le consuela… El énfasis también es enmarcado desde la escenografía, revelando las partes posteriores del decorado inicial, en metáfora sobre dejar traslucir todo lo que la trama acoge. ‘Pedro’ ya arruinado y despojado de todos sus oropeles como un ‘Rey Lear‘ contemporáneo, aún con el matiz de que el creado por Shakespeare tomó sus decisiones por si mismo, mientras éste, ubicado a mitad del siglo XX, hace lo que hace porque se siente devorado por quienes tiene alrededor, justamente por aquellos que más le deberían si no amar, verbo exigente, sí, al menos, considerar.
“No te vendas por segunda vez”
Ernesto Arias (Luces de bohemia, La vida es sueño, Antonio y Cleopatra, Nekrassov, Desengaños amorosos) luce en su recreación del inicial ‘Pedro’, en la parte en la que la contención, la mesura y el control del tiempo sobre lo que decir y como, adquieren una importancia capital, manteniendo su habitual solidez interpretativa en las posteriores fases por las que pasa el personaje protagonista de este drama familiar ubicado en la mitad del siglo XX. Eva Trancón (Fundamentalmente fantasías para la resistencia, Canícula, La ternura, Edipo Rey) se desenvuelve con eficacia en el rol de la fiel sirviente, y quizás enamorada, ‘María’. Lara Grube (Luces de bohemia, El burlador de Sevilla, Pingüinas, El gran mercado del mundo, El vergonzoso en palacio, El principe constante), encarna el poliédrico personaje de ‘Gloria’; Luis Espacio (Luces de bohemia) a ‘Alberto’, el hijo; Agus Ruiz (Historia de una escalera, La tabernera del puerto, Macbeth, El concierto de San Ovidio) a ‘el intruso’, destacando más en las fases más canallas e Iván López-Ortega (La persistencia, Luces de bohemia, Blast) pone énfasis, a través del piano, en los momentos más dramáticos de la trama.
“Aquí estoy después de mi locura …y de haber llegado al límite”
Interesante propuesta, acertadamente llevada a la escena por iniciativa de Eduardo Vasco (versión y dirección), que nos acerca el talento como dramaturgo de Luis Martín-Santos, tanto al componer una trama que funciona perfectamente, como en la creación de unos personajes en los que su conocimiento como experto dentro de la psiquiatría, dota de un especial atractivo que, hasta el ocho de junio se podrá disfrutar en el Teatro Español.
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