El burlador de Sevilla, crítica teatral

17 Jul 2022

Pocas dudas hay entre las evidentes similitudes que existen en el ‘Don Juan Tenorio’, escrito por José Zorrilla (1817/1893), y ‘El burlador de Sevilla’ atribuído a Tirso de Molina (1579/1648), que van mucho más allá de que ambas transcurran en similar momento (aproximadamente 1545).

Pedro Tenorio y Don JuanEs ciego y loco quien ama”

En el teatro contemporáneo ha tenido fortuna la iniciativa de las adaptaciones y versiones sobre textos clásicos, no ya aportando variaciones en las formas ideadas por sus creadores originales, sino, en algunos casos, yendo más allá, hasta el extremo de que, en ocasiones, pueda parecer que lo único que quede del libreto original sea el título. No es este el caso de la versión que Xavier Albertí dirige, con coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Grec 2022 Festival de Barcelona , que ha llegado al 45º Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, antes de programarse  en el Teatro de la Comedia, de Madrid, entre el 30 de septiembre y el 13 de noviembre próximos, que, en general, es respetuosa con el original.

“Impertinencia es amar como amas”

Zorrilla no versionó a Tirso de Molina, y ambos crearon sus propias obras, por más similitudes que haya entre ambas; algo que quizás, debería ser el camino a recorrer por más de un revisionista de las creaciones de otros.

El burlador de Sevilla, crítica teatral

José Zorrilla formó parte del romanticismo imperante en la dramaturgia del siglo XIX en España y Tirso de Molina (seudónimo de fray Gabriel Téllez) fué un poeta dramático del siglo XVII y religioso que fue fraile de la orden de La Merced, diferenciándose con ello de su admirado Lope de Vega, quien también lo fue, pero únicamente como parte del clero secular. En cualquier caso es evidente que la pertenencia eclesiástica de Tirso no limitó su conocimiento y capacidades para describir los acontecimientos protagonizados por Don Juan, así como los muy distintos perfiles, y formas de hacer y ser, de los personajes femeninos de su obra, desde Isabela a Tisbea, pasando por Arminta y Doña Ana.

El bien suena y el mal vuela

Xavier Albertí dirige una propuesta que cuenta con innegables medios y todos los recursos de la CNTC y el Grec, pero el resultado queda condicionado por un ritmo algo rígido y encorsetado. 

El burlador de Sevilla, crítica teatral

Espectacular, desde el ascetismo y minimalismo, es la escenografía creada por Max Glaenzel, cuyo elemento principal es una gran plataforma en forma alargada, que unas veces sirve de mesa, otras de cama y otras de estrado o tribuna donde determinados personajes ocupan el protagonismo en momentos concretos. Sobre ella una potente fuente de luz cenital sirve para acrecentar el efecto visual sobre la plataforma, dando máxima relevancia al color negro en el resto de la escena, aún con un delicado y eficaz trabajo de la iluminación diseñada por Juan Gómez Cornejo. Mención especial para el efecto de bruma conseguido mientras la pescadora Tisbea declama un bello verso: “Fuego, fuego, que me quemo …Amor, clemencia, que se abrasa el alma”.

Fuego, fuego, que me quemo …Amor, clemencia, que se abrasa el alma”

El espectáculo nace con su más conseguida escena, con la fuerza visual de la recreación del acto sexual entre Isabela y Don Juan sobre la plataforma protagónica en la escenografía, mientras el resto de personajes observan tras de ella; que será culminada con el orgulloso paseo desnudo del abusador y pecador Don Juan, suplantador del duque Octavio. 

El burlador de Sevilla, crítica teatral

Mikel Arostegui recrea un Don Juan algo envarado y rígido, un punto frio y distante, con el que contrasta la hiperactividad de Jorge Varandela (El principe constante) como su fiel Catalinón. Las cuatro damas que participan en la trama son solventemente representadas por las actrices que las interpretan, destacando especialmente Isabel Rodes como Tisbea, con Alba Enriquez (El disfraz, las cartas y la suerte) aportando unos perfiles de pragmatismo a su rol de Arminta que le viene muy bien a la propuesta, contundente Lara Grube (Pingüinas, El gran mercado del mundo, El vergonzoso en palacio, El principe constantecomo Doña Ana y eficaz Cristina Arias (El gran mercado del mundo) como Isabela.La muerte de Don Juan

“Esa voluntad te obligue, y si no, Dios te castigue”

Arturo Querejeta (Tres sombreros de copa, El principe constante, Lo fingido verdadero) está estupendo en la declamación del verso en sus primeras apariciones en escena, representando al embajador Don Pedro Tenorio, para posteriormente, como todo el espectáculo, ir de más a menos. Rafa Castejón (El alcalde de Zalamea, La dama duende, El principe constante, Antonio y Cleopatra) resulta muy creíble como Don Gonzalo de Ulloa, con una destacada participación en la escena final. El conocido tenor Antonio Comas (The Ópera Locos) desempeña varios papeles (Rey de Castilla y Rey de Nápoles), además de ejercer como músico al piano durante pasajes de la obra, y su reiterado movimiento en el escenario, de unas posiciones a otras, crea alguna pequeña disfunción, que en todo caso nada tienen que ver con su propio desempeño que es adecuado y correcto. 

El paseo de Don Juan

Jonás Alonso (Anfriso, Ripio, Criado), Miguel Ángel Amor (Conde Octavio), Álvaro de Juan (Marqués de la Mota, Soldado) y David Soto Giganto (Batricio, Criado) completan el elenco.

“La desvergüenza en España se ha hecho caballería”

Marian Garcia Milla opta por un vestuario contemporáneo, dominado por los colores blanco y negro, que resulta elegante, aunque el uso de algunos elementos como las espadas envainadas sobre las cinturas de algunos personajes masculinos no terminan de combinar adecuadamente. Correcta prestación de Mariano García en el sonido.

escena final

Bella recreación escénica de ‘El burlador de Sevilla‘ con imágenes para el recuerdo, en la que se acusa una cierta falta de ritmo y un exceso de encorsetamiento, aunque es posible que a lo largo de las representaciones que tiene previstas próximamente, se gane algo de dinamismo y se incorporen pequeños matices que podrían mejorar el movimiento escénico, aprovechando todo el espacio disponible, sin concentrar en una misma zona de la escena todo el desarrollo de la trama.cartel

“Que el que vive de burlar, burlado habrá de quedar”

El tema musical de ‘Gira, el mundo gira’, interpretado por Antonio Comas, pone el punto y final a la trama, mientras el cuerpo desnudo de Don Juan, ya sin vida, ocupa un extremo de la plataforma, en una alegoría sobre las alegrías y dolores que acompañan el breve paso de cualquier existencia.

 

 

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Comentarios

  1. […] Tras la Máscara Read More Una potente fuente de luz cenital sirve para acrecentar el efecto visual sobre la plataforma, dando máxima relevancia al color negro en el resto de la escena, aún con un delicado y eficaz trabajo de la iluminación diseñada por Juan Gómez Cornejo […]

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