Fundamentalmente fantasías para la resistencia, crítica teatral
31 Mar 2023
Alfredo Sanzol tras el éxito cosechado con ‘El bar que se tragó a todos los españoles‘, espectáculo teatral reconocido como Premio Max, a la mejor propuesta y mejor autor, además de mejor espacio escénico por la labor realizada por Alejando Andújar, vuelve a programar una de sus dramaturgias en una instalación del Centro Dramático Nacional, en este caso el Teatro Valle-Inclán, ente que dirige desde el primero de enero de 2020, bajo el título de ‘Fundamentalmente fantasías para la resistencia‘.
“Disparan con su mano. Con la misma mano que le ha sacado punta a un lápiz azul cielo, por ejemplo. Cada misil lo lanza una mano, que pertenece a un cuerpo, que ha nacido de una mujer…”
En el dossier publicado por el CDN en relación a esta obra, el propio autor relata como el 24 de febrero de 2022, mientras Putin lanzaba sus tanques contra Ucrania, él dirigía los ensayos de ‘El Golem’, al tiempo que trabajaba en el texto de otra historia que estaba creando. A raiz de la invasión y la nueva guerra sobre a vieja Europa, se dejó llevar por sus emociones y cambió el desarrollo del argumento en el que estaba trabajando, aunque eso sí, utilizó el título original de aquello ‘Fundamentalmente fantasías‘… añadiéndole, a modo de sufijo…’para la resistencia‘.
“Tú decides el valor que quieres darle a la vida de un personaje”
Se suele decir que ‘la vida es una tragicomedia‘ y que el desarrollo de todo lo que sucede tiene matices de drama y de comedia, y la reflexión que el contrastado dramaturgo que es Alfredo Sanzol realiza sobre la Guerra en Ucrania, combina ambos géneros, comenzando con un interesante planteamiento en el que describe a un grupo de ciudadanos ucranianos que se protegen en un búnker de los bombardeos rusos, surgiendo la iniciativa de una directora de teatro amateur de, a fín de evadirse de la dura realidad que ocupa sus vidas, plantear una obra teatral titulada ‘Pin, pan, Putin‘ en clave de comedia, para combatir la dureza de los días que tienen por delante. El proyecto obtiene el respaldo de un grupo de personas suficientes como para ser llevado a cabo, y en torno a la iniciativa están los momentos más destacados de la propuesta creada por Sanzol, especialmente en el monólogo que pone en los labios de ‘Patricia’, personaje adecuadamente interpretado por Natalia Hernández.
“¿Quién te ha dicho que se puede ganar sin tener que perder?”
A partir de que la historia se desdoble entre el desarrollo de ‘Pin, pan, Putin’ y la cotidianeidad del día a día del grupo ucraniano que lo interpreta, se produce una cierta confusión narrativa que termina por priorizar los aires de comedia vodevilesca de los que se dota las peripecias del grupo musical ‘El Txoco Barroco‘ hasta llegar a ser contratado por el Kremlin, por deseo explícito de Putin (tras ver un video de YouTube), con lo que se generará la ocasión de pasar página del líder ruso y con ello, acabar con el conflicto armado. Todo excesivamente caricaturesco.
Las idas y venidas escénicas entre el búnker ucraniano bombardeado, el local de ensayos, la recreación del Kremlin y otras hipérboles, hacen ser muy exigido al equipo técnico, que a pesar de ello sale indemne, especialmente por el acierto de Blanca Añón en la escenografía transformando unos espacios en otros, con adecuadas prestaciones de Pedro Yague en iluminación, Vanessa Actif en vestuario, Chema Noci en caracterización y Amaya Galeote en movimiento, con un recurso excesivamente frecuente a unos temas musicales que no terminan de aportar nada diferente a lo que el texto supone, con correctas aportaciones de Amaya Galeote en espacio sonoro y Fernando Velázquez en música.
“Le pedimos mucho a la ficción, le pedimos que supere a la realidad en sorpresas, giros, personajes y posibilidades. Le pedimos a la imaginación de los hombres que sea más grande que la imaginación a la que pertenece la realidad…”
Sanzol recupera para esta nueva propuesta a algunos de sus colaborares e intérpretes habituales, como Paco Déniz, Elena González, Javier Lara, Juan Antonio Lumbreras, Eva Trancón y la siempre solvente Natalia Hernández, todos los cuales ya formaron parte de ‘Edipo Rey’ y ‘La ternura‘, junto a ellos completan el elenco Pablo Márquez, María Moraleja, Julia Rubio y Pepe Sevilla que termina por ser una de las aportaciones actorales más refrescantes, y destacadas, de la pieza.
“Tu libertad tiene un precio”
En esta tragicomedia termina por prevalecer la comedia caricaturesca y algo ramplona, y eso no es propio de un autor que nos ha regalado artefactos teatrales tan sólidos como ‘La ternura‘ o ‘El bar que se tragó a todos los españoles‘, aunque en la parte final el dramaturgo introduce una reflexión filosófica a través del personaje de ‘Taisia‘, reconvertido en ‘Némesis’, que, más allá de su oportunidad, supone un soplo de aire fresco momentos antes del final, en una resolución que llega tras ciento sesenta minutos que son excesivos para el argumento que se comparte, cuyo desarrollo es irregular, no logrando calar en el interés del público que lo recibe de forma algo fría a pesar de las buenas intenciones que la propuesta tiene, tanto en fondo como en forma.