Monstruos. El prodigio de los Dioses; crítica teatral

23 Jul 2023

¿Qué es hoy la normalidad?, parece evidente que es aquello que se califica como ordinario, que es aceptado como lo habitual o cotidiano, en resumen, ser y hacer lo que todo el mundo hace. Se tiende a la uniformidad, en la moda, en los gustos musicales y en otras expresiones estéticas.

“Monstruos y dioses libran una guerra que nunca terminó…”

Prodigio Teatro ha llevado hasta el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, en su 46ª edición de este año 2023, la propuesta ‘Monstruos. El prodigio de los Dioses.‘, poniendo el acento en el rasgo excepcional de los monstruos, afirmando que ‘monstruoso es lo extraordinario’, pues solo lo que se sale de lo normal, vía la diferencia, atrae.

cartel

“¿Cuál será mi fin, si este es mi principio?”

Con dramaturgia de Aurora Parrilla, a partir de fragmentos de textos de Pedro Calderón de la Barca en sus obras ‘La hija del aire‘,  ‘El monstruo de los jardines‘ y ‘El mayor monstruo del mundo‘, se hace comparecer en escena a ‘Semíramis’, ‘Aquiles’ y ‘Herodes’, tres monstruos de creación calderoniana, para que nos compartan sus cuitas e historias, predestinados y alejados, fatalmente, de la capacidad del libre albedrío, condenados como bestias a permanecer en jaulas, huéspedes de prisiones desde las que añorar una libertad solo quimérica, mientras suenan los versos proclamados por ‘Segismundo‘: ‘¡Ay, misero de mí!, ¡Ay infelice!. Apurar cielos, pretendo / Ya que me tratáis así, / Qué delito cometí / Contra vosotros naciendo. / Aunque si nací, ya entiendo / Qué delito he cometido. / Bastante causa ha tenido / Vuestra justicia y rigor / Pues el delito mayor / Del hombre es haber nacido…

Monstruos. El prodigio de los Dioses; crítica teatral

“El origen del mal no soy yo… Nunca fuí feliz. Nunca pude amar a nadie, ni a nada”

La potencia del verso de Calderón expresa esa poética fatalidad entre lo humano y lo monstruoso, donde el miedo y el temor son barreras levantadas frente a lo diferente y lo diverso, hasta construir, desde esas emociones, a los verdaderos monstruos, creados desde nuestro propio espanto a aquello que nos resulta excesivo y no comprensible.

“Moriré viviendo”

Monstruos. El prodigio de los Dioses; crítica teatral

Lo monstruoso y la fatalidad de la predestinación son bellamente acogidos en esta propuesta, con una muy cuidada puesta en escena, en la que destaca la escenografía diseñada por Laura Ordas en la que es elemento primordial un panel en relieve, situado en el fondo de la escena, que adquiere vida propia a través de la conseguida iluminación diseñada por Juanjo Llorens, junto con la videoescena de Álvaro de Luna. Un elegante vestuario, totalmente en blanco, diseñado por Ana Garay combina perfectamente con la destacada estética del espectáculo, acertadamente dirigido por David Boceta, con el ritmo justo. Adecuada prestación de Antonio de Cos en el espacio sonoro.

“Vete todo lo lejos que puedas de mis sueños”

Monstruos. El prodigio de los Dioses; crítica teatral

Beatriz Argüello (Valor, agravio y mujer , La cordura loca de Lady Macbeth, Queen Lear, El principe constante, Refugio, Numancia, Don Juan Tenorio), Isabel Rodes (El burlador de Sevilla) y Arturo Querejeta (El burlador de Sevilla, Lo fingido verdadero, El principe constante, Tres sombreros de copa) ponen piel y voz al relato de las vicisitudes de ‘Semíramis’, ‘Aquiles’ y ‘Herodes’, intercambiándose los roles como si de un clásico coro se tratara, aún sin máscaras, a cara descubierta, destacando en la forma de decir el verso, con gran naturalidad y sin énfasis. Jorge Bedoya (Luces de bohemia, Hedda Gabler), al piano y responsable musical de la propuesta, es un personaje protagonista más, al margen de dar eco, y soporte, a todo lo que ocurre en escena.

“Tú eres el monstruo que dió muerte a tu mujer…¡El mayor monstruo del mundo!”

Un muy sugerente, y bello, espectáculo que consigue convertir el espacio escénico del teatro, de nuevo, en el lugar adecuado para que las bestias, entendidas como seres diferentes, puedan ser libres, al menos entre función y función, y es que el teatro, como siempre fué y será, es el verdadero hogar de lo prodigioso.

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