Los dos hidalgos de Verona, crítica teatral
06 May 2025
Aunque no hay constancia escrita, ni documentos fehacientes, se estima que William Shakespeare escribió ‘Los dos hidalgos de Verona’ sobre 1590, es decir, aproximadamente, a sus 26 años, y más allá de que la trama incluya algunos ingredientes muy utilizados en la dramaturgia teatral de aquella época, a caballo entre los siglos XVI y XVII, como el enredo en los argumentos basados sobre el amor y la amistad, incluyendo en la historia alguna doncella que se travista como hombre para comprobar, con sus propios ojos, lo que sucedía en la realidad, más allá de las banas palabras; se percibe el entusiasmo de la juventud, y ese hilo, a modo de impulso, es utilizado por Declan Donnellan y Nick Ormerod en su segunda colaboración con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, tras ‘La vida es sueño‘ en el año 2023, en coproducción con LAZONA y Cheek by Jowl, para realizar una propuesta que conecta con las historias juveniles, cuando dos jóvenes se separan y su amistad es puesta en solfa por la distancia y los perfiles de dos damas que se dejan ver en el horizonte, una en Verona y la otra en Milán, cuyas interpretes siempre permanecerán en escena en esta propuesta, en algo más que un guiño conceptual por parte del director.
“Te compadezco amigo, por estar enamorado”
Dos aciertos se hacen visibles en los primeros momentos de la propuesta, por un lado la limpia escena por la que opta Ormerod, cuyo único, y asceta, elemento es un muro que sirve de entrada y salida de los personajes sobre la escena, al tiempo que recoge proyecciones sobre sí, que ayudan a enmarcar cada momento de la trama, y por otro el contemporáneo vestuario que se utiliza. Ambos recursos abonan la idea de desenfado que el planteamiento incluye. Adecuadas aportaciones de Ganecha Gil en iluminación, Sandra Vicente y Kevin Dornan en sonido, Marc Álvarez en música original y Amaya Galeote en coreografía, aunque las escenas previas a la resolución deberían jugar dentro de la pulcritud escénica que hasta ese momento se mantiene.
“El fuego que se mantiene oculto es el más ardiente”
Si algo está claro desde el principio de la propuesta es que el final será feliz, lo que hace innecesario detenernos en los matices de una trama, cuyos rasgos generales y esencia no se salen de la norma.
Desde el punto de vista interpretativo, las damas, ‘Julia’ (Irene Serrano [La vida es sueño dirigida por Declan Donellan, La señora y la criada, El desdén con el desdén, La vida es sueño dirigida por Helena Pimenta]) y ‘Silvia’ (Rebeca Matellán [La vida es sueño]) resultan un punto más sólidas que sus partenaires masculinos, ‘Valentín’ (Manuel Moya [La vida es sueño, Tres sombreros de copa, Desengaños amorosos, El ángel exterminador]) y ‘Proteo’ (Alfredo Noval [La vida es sueño, Atocha: el revés de la luz, El ángel exterminador, Don Juan Tenorio), aunque son Goizalde Núñez (Todas las hijas, La vida es sueño), en especial al interpretar el personaje de ‘Lanza’ en el monólogo con el perro ‘Crab’, rompiendo con gracia y simpatía la cuarta pared, en diálogo metateatral con el público, y Jorge Basanta (El alcalde de Zalamea, El proceso, Esta noche se improvisa la comedia, Un bar bajo la arena, El coronel no tiene quien le escriba, Naufragios de Alvar Nuñez) en el papel del ‘Duque’ y padre de ‘Silvia’, quien borda una escena de gran comicidad dotando a su personaje de rasgos ‘vigoréxicos’, quienes resultan más destacados. Junto a ellos completan el elenco Antonio Prieto (La vida es sueño, El animal de Hungria) como ‘Speed’, Prince Ezeanyim (La vida es sueño) como ‘Pantino’ y Alberto Gómez Taboada (Abre el ojo, Naufragios de Álvar Núñez) como ‘Thurio’.
“Si no te fueras, volverías antes”
Esta pieza del joven Shakespeare y la desenfadada propuesta que sobre ‘Los dos hidalgos de Verona’ firman Declan Donnellan y Nick Ormerod, emprenderá gira en los próximos meses que, tras parada en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro en su 48a edición, le llevará por distintos escenarios de nuestra geografía teatral, donde se podrá disfrutar de los distintos tipos de amor de los que el director habla en el programa de mano: amor entre los protagonistas, el amor que cada uno de ellos siente por las mujeres de las que se enamoran, el amor entre padres e hijos…e, incluso, el amor entre las personas y las mascotas, como le sucede en esta pieza a ‘Lanza’, respecto a su perro ‘Crab’. Enredo y amor, clásicos condimentos.
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