Solo yo escapé, crítica teatral

05 Jul 2022

cartelCorría el año 2016, cuatro años antes de que un virus atacase nuestra forma de vida a lo largo de toda el planeta Tierra, haciendo estallar las formas de convivencia conocidas, imponiendo los confinamientos y el teletrabajo, además de saturando las UCI’s en los hospitales, tanto de los países llamados pobres, como de los ricos, extendiendo las muertes, el dolor y el sufrimiento en las cuatro direcciones cardinales sin excepción; cuando Caryl Churchill, dramaturga británica de, por entonces, 78 años, también autora de Top Girls, imaginó un apocalipsis y una distopía que llevó al guión de su obra teatral «Escaped Alone”, profetizando el futuro.

“Siempre están cambiando lo que se puede decir …y lo que no”

Teatre Lliure y Temporada Alta 2021 coproducen un espectáculo basado en la obra anteriormente indicada, que llega al Teatro de la Abadía, de Madrid, bajo el título de “Solo yo escapé”, en una puesta en escena, con dirección de Magda Puyo, en la que parecen convivir dos tiempos en momentos vitales diferentes, que cada espectador podrá interpretar si fue uno antes que el otro, decidiendo cual es pasado y cual futuro, o si son coetáneos.

Solo yo escapé, crítica teatral

Sally (Vicky Peña), Lena (Muntsa Alcañiz) y Vi (Lurdes Barba), tres mujeres al límite de los setenta años de edad, comparten, como cada tarde, té y conversación en el patio trasero de la casa de la primera, cuando llega la señora Jarret (Imma Colomer), uniéndose a la reunión. 

Té y catastrofe.

Los límites de la cotidianidad ocupan la conversación de Sally, quien sufre una desmedida fobia hacia los gatos; Lena, agorafóbica y depresiva, quien desearía ir a Japón, aunque no se ve con animo para ir a comprar verduras; y Vi, que asesinó a su marido, maltratador para más señas, quien aclara, una y otra vez, que todo lo ocurrido fue un accidente, aunque tuvo que penar, por ello, seis años en prisión en los que no vió a su hijo, a quien un día dejó con 12 años, en plena adolescencia, para no volver a verlo hasta sus 18 años, cuando ya vivía solo e independiente.Solo yo escapé, crítica teatral

La señora Jarret, a lo largo de toda la trama, protagonizará varios soliloquios, en los que participará al público de los terribles detalles de la apocalipsis que ha ocurrido tomando forma la peor de las distopías, centrando el foco y la iluminación sobre sí, mientras el resto de la escena se oscurece y la presencia de sus compañeras también.

“¡Hoy en día no hace falta saber sumar!”

Lo mejor del montaje es la realidad paralela que protagonizan las preocupaciones personales de Sally, Lena y Vi, junto a la realidad exterior que lleva hasta ese patio en el que charlan, el personaje de la señora Jarret. El apocalipsis sucedió, sucede y sucederá, pero ese patio reinado por las amigas y vecinas es un refugio antiaéreo respecto lo que suceda en su exterior y en él siguen debatiendo sobre el nombre de aquella tienda de ultramarinos que había en determinado local, quizás “El antílope azul”, uno más de los muchos que han cerrado.

Solo yo escapé, crítica teatral

A destacar los números musicales que interpretan las cuatro actrices, que empiezan con unas incipientes notas del “Volare”, excelentemente entonadas por Vicky Peña, en un ritmo ‘in crecendo’ que termina desembocando en una conseguida coreografía de “Waterloo” que anticipa, de forma drástica, el momento de mayor carga dramática de la propuesta, con un impactante texto que aparece en videoescena.

En la vida no hay tecla ‘delete’.

Pep Durán diseña una escenografía que parece recrear un jardín en otoño, con los únicos elementos de atrezzo de las cuatro sillas y las cuatro tazas de té, utilizadas por las intérpretes. AdecuSolo yo escapé, crítica teatraladas aportaciones de Cube.bz en la iluminación, Nina Pawlowsky en el vestuario, Clara Peyra en la música original, Jordi Orriols en el diseño de sonido y Pere Capell como director técnico.

Pero sin duda lo mejor del montaje es la interpretación de las protagonistas, naturales y creíbles en su desempeño, desde Vicky Peña (El largo viaje del día hacia la noche, La tabernera del puerto, Los secuestradores del lago Chiemsee) a Muntsa Alcañiz, pasando por Lurdes Barba e Imma Colomer.

“¡Rabia terrible! …¡Rabia terrible! …¡Rabia terrible!…¡Rabia!”

Espectáculo cuyas formas y fondo pueden descolocar a algunos espectadores, convencionales las primeras, pero bastante rupturista el segundo, consiguiendo, en todo caso, una propuesta interesante que aporta reflexión sobre nuestro mundo y lo que aún se pueda hacer por él, para salvarle y salvarnos, nosotros o nuestros descendientes. La distopía está servida.

 

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