Misericordia, crítica teatral
05 Feb 2024
La fórmula parece convencer a Alfredo Sanzol como máximo responsable del Centro Dramático Nacional: Un encargo a una dramaturga para un texto de nueva creación del que el propio CDN es parte.
Hace unos meses se estrenó ‘Pequeño cúmulo de abismos‘, pieza que recrea las vicisitudes en relación a los ensayos de una obra en la que la propia sala donde se desarrolla, llega a quedar convertida en personaje, además de recrear al propio director del CDN (interpretado por Íñigo Rodríguez-Claro) y algunos otros operarios de la compañía teatral publica, a partir de los recuerdos personales y familiares de la autora, directora e intérprete.
“Hay personas que están sobre-estrenando por encima de sus posibilidades”
Entonces fue Cris Blanco quien recibió el encargo, y ahora es Denise Despeyroux quien asume ese rol, recurriendo de nuevo a sus propios recuerdos, en este caso vinculados al exilio vivido por ella en carne propia, desde Uruguay a España, junto a todo lo ocurrido en 1983, cuando el Gobierno español presidido por Felipe González, fletó un avión para que ciento cincuenta niños, hijos de exiliados procedentes de ese país, volvieran, con ocasión de la Nochevieja de ese año, para compartir y festejar esa fecha con los familiares que quedaron allí.
La propuesta creada y construida por Despeyroux combina la realidad, al menos los recuerdos sobre ella, la ficción y la metateatralidad, consiguiendo sus mejores momentos alrededor de los propios recuerdos de la autora, quien formó parte de ese viaje en avión, cuando contaba 9 años de edad, situación que se documenta con un video que se muestra, como videoproyección durante el montaje.
“Los autores… escribís demasiado”
En un momento de la pieza la propia autora conversa, en un extremo apartado del espacio escénico, con el personaje de ‘Darío’ (interpretado por Pablo Messiez) quien en la función representa una especie de ‘alter ego‘ de la dramaturga, aportando su experiencia en el mundo real al personaje ficcionado que ha recibido el encargo del director del CDN de crear un nuevo espectáculo que será estrenado (en esta ocasión) en la Sala Principal del Teatro María Guerrero, sugiriéndole que, para ello, buceé en sus propios recuerdos ya que el ‘Darío‘ ficcionado, es ubicado por la autora en el mismo viaje a Uruguay del que ella formó parte en la realidad de 1983.
«Dice mi padre que un solo traidor puede con mil valientes» (Alfredo Zitarrosa)
Algunos de los rasgos habituales de Despeyroux, como los aires de comedia negra o un ácido sentido del humor, que son señas de identidad en trabajos como ‘La omisión del Si Bemol 3‘, ‘Ternura negra‘ y, especialmente, en ‘Carne viva‘, desaparecen en esta propuesta aunque sí permanecen sus incesantes intentos metateatrales, que en esta ocasión son muy acertados alrededor de la conversación que mantienen los personajes de ‘Darío’ (Pablo Messiez) y ‘Dante’ (Crístobal Suárez), con frases como ‘Los autores… escribís demasiado‘, ‘Hay personas que están sobre-estrenando por encima de sus posibilidades‘ u otras bien planteadas, con acertada e irónica autocrítica, sobre la realidad actual del hecho teatral y sus, en ocasiones, tics endogámicos, en la parte inicial de la propuesta; momentos que incluyen una referencia del aquí actor, respecto al autor y director teatral, que provoca sonrisas y alguna carcajada entre el público al escuchar ‘A Pablo Messiez se le notan los años‘.
“Todo el mundo sabe que los días empiezan de noche…”
‘Darío’ ha recibido el encargo del CDN para una obra de nueva creación que será estrenada en el Teatro María Guerrero, para ello solicita a su amigo ‘Dante’ que le ayude con su contrastado oficio teatral por el que ha recibido reiterados e importantes premios y galardones, aunque éste le recuerda que no ha sido él quien ha recibido el designio por parte de la gran compañía pública estatal. Junto a ellos, ‘Delmira’ (Natalia Hernández) y ‘Yuna’ (Marta Velilla), hermanas de ‘Darío’, tienen su foco en cosas tan dispares como la ‘kábala judía’ y el ‘psicoanálisis’ (la primera) o el diseño de un videojuego (la segunda) que le sirve para evadirse de la realidad, aunque ambas encontrarán en ‘Dante’ una ilusión, motivación y nuevas expectativas.
“Nunca se ama a una persona en contra de otra”
La escenografía diseñada por Alessio Meloni recrea la vivienda de ‘Darío’, ‘Delmira’ y ‘Yuna’, en la que destaca el color amarillo que actualmente utiliza el CDN como identificación cromática en sus programas, carteles y material institucional, en guiño nada casual, contando con las adecuadas aportaciones de David Picazo en la iluminación, Guadalupe Valero en vestuario, Emilio Valenzuela con Máximo A. Huerta en video, y Pablo Despeyroux en música y sonido.
“Sólo lo que no invento es falso”
En las interpretaciones, Natalia Hernández (Fundamentalmente fantasías para la resistencia, Shock 2 [La Tormenta y la Guerra], Shock [El cóndor y el puma], La Ternura, Edipo Rey) vuelve a acreditar el nivel de solvencia en el que, ya hace tiempo, se mueve de forma habitual, Cristobal Suárez (Ricardo III, Antígona, Misántropo) obtiene un desempeño sólido, aún de forma divertida y fresca, poniendo el contrapunto al particular ‘status quo’ en el que se mueven los tres hermanos, con Pablo Messiez (La voluntad de creer, Los días felices, Las canciones, Todo el tiempo del mundo, Bodas de sangre) evolucionando a más durante el espectáculo. A destacar la aportación de Marta Velilla quien nos convence con su recreación de ‘Yuna’ un personaje no tan ausente de la trama como puede parecer de forma inicial.
“La misericordia en los límites”
Denise Despeyroux vuelve con este espectáculo a la escena teatral, tras superar satisfactoriamente un proceso relacionado con su salud, de lo cual nos alegramos. La propuesta combina variados elementos, pero queda definida por las consecuencia del fenómeno del exilio, en cada uno de los individuos enfrentados a esa dolorosa experiencia y también a los grupos familiares que quedan marcados por ello. Huella que queda en esta propuesta de la autora, quizás un punto menos ácida que otros trabajos anteriores y alejada de la comedia negra, aunque conserva su característica originalidad.
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