Los yugoslavos, crítica teatral
05 Jun 2025
En el año 2019, en el acto de ingreso de Juan Mayorga en la Real Academia Española, eligió como tema de su discurso el concepto de ‘Silencio’, término lingüístico que también empleó para llevarlo a la escena como obra teatral, estupendamente protagonizada por Blanca Portillo, que él mismo dirigió, y ahora presenta su nueva propuesta teatral, bajo el título de ‘Los yugoslavos’ poniendo en el centro de la trama la fuerza de las palabras y su capacidad para crear realidad, deslizando en el texto afirmaciones tan potentes como “Si eres bueno con las palabras, puedes hacer con el otro lo que quieras”.
“Usted encontró las palabras y la manera de decirlas”
Curiosamente, al tiempo que esta obra está en cartelera, coincide con la recreación del discurso de acceso de otro conocido y popular académico de la RAE, en este caso, Fernando Fernán Gómez, en el espacio teatral que lleva su nombre, la cual se anuncia bajo el título de ‘La aventura de la palabra’. Desde luego el silencio y las palabras son dos magníficas herramientas a la hora de crear belleza desde los escenarios y, con seguridad, también en la vida. Acertadas elecciones las de ambos literatos y dramaturgos, entre otras cosas.
“Es un don cambiar con palabras el ánimo de otro”
La trama construida por Mayorga en ‘Los Yugoslavos’, parte de la petición que realiza ‘Martín’ propietario y camarero del bar familiar que heredó de su padre, a ‘Gerardo’, un hombre que, solo con sus palabras, ha sido capaz de animar a otro cliente del local que acaba de ser despedido del trabajo. ‘Martín’ desesperado por el silencio que domina a su mujer, atrapada por la depresión, le ruega a ‘Gerardo’ que les ayude: ‘Mi mujer no levanta cabeza y yo no sé que decirle’, y esgrime palabras pronunciadas por éste hace solo unos minutos: ‘Usted encontró las palabras y la manera de decirlas‘, ‘Es un don saber cambiar con palabras el ánimo de otro‘. De nuevo, el poder de las palabras irrumpe en el teatro de Mayorga.
“Si eres bueno con las palabras, puedes hacer con el otro lo que quieras”
Javier Gutierrez (El traje, Los santos inocentes, Principiantes, ¿Quién es el señor Schmitt?, Los Mácbez) interpreta a ‘Martín’ con la solvencia y credibilidad habituales, mientras que Luis Bermejo (Hoy tengo algo que hacer, El traje, Los santos inocentes, Los que hablan, Los mariachis, Los jugadores) encarna el personaje de ‘Gerardo’ con eficacia, haciendo gala de una gran contención. Ambos rayan a gran altura, destacando la escena inicial en la que, sin articular palabra, son capaces de comunicar muchos aspectos de lo que ocurre alrededor de ese bar. Pero el momento interpretativo más destacado lo logra Natalia Hernández (1936, Polar, Misericordia, Fundamentalmente fantasías para la resistencia, Shock 2 [La Tormenta y la Guerra], Shock [El cóndor y el puma], La Ternura, Edipo Rey, Von Lustig) como ‘Ángela’, la mujer de ‘Martín’, en la primera escena en la que participa, donde su cara, de frente al público, muestra la angustia y desesperación del personaje, sin romper a llorar, pero recorriendo cada uno de los momentos previos al llanto, compungiendo el rostro; es una mujer agobiada que muestra su desesperación. Completa el elenco Alba Planas en el rol de ‘Cris’, la hija de ‘Gerardo’, con una tensa relación entre ambos.
“Lo que hace importante este lugar son las personas que lo buscan”
Muy acertada resulta la escenografía diseñada por Elisa Sanz, que divide el escenario entre los espacios que recrean el bar y la casa de ‘Ángela’ y ‘Martín’, utilizando hábilmente la iluminación de Juan Gómez-Cornejo para poner el énfasis según lo que demanda cada escena. Sobre esos espacios discurre una pasarela que funciona perfectamente como calle y vía pública, permitiendo a los actores poner distancia en momentos puntuales. Magnífico resulta el espacio sonoro diseñado por Jaume Manresa, espléndido en su sutileza y realmente eficaz.
“Tendríamos que haber ido a donde ‘Los yugoslavos’. Allí se juega de verdad, mientras las mujeres bailan”
Lo que logra Juan Mayorga es hacer pensar al espectador, algo ya conseguido en espectáculos anteriores recientes, como ‘La colección‘, lo cual personalmente agradezco por lo sugerente que resulta. En principio el planteamiento de partida parece sencillo, para a continuación y durante unos minutos, desarrollarse como si un ‘thriller’ fuera, terreno en el que la música y la iluminación juegan a favor, empezando a aparecer diferentes elementos que funcionan como piezas de un puzle, desde la sugerencia de un misterio psicológico, a la aparición de personajes de otras obras del autor, como ‘María Luisa‘, la señora que ponía nombres de hombres en su buzón de correos, atendiendo a las recomendaciones del portero del inmueble donde vive, para que los posibles maleantes pensaran que estaba acompañada; al jugador de ajedrez de ‘Reikiavik‘, la referencia al lugar oscuro, al fondo del bar, y el guiño a un país que ya no existe, como la antigua Yugoslavia, para preguntarse ¿qué pasó con las medallas ganadas en Olimpiadas y otras grandes competiciones deportivas?, poniendo el foco en la idea de identidad, ¿quienes somos?, ¿somos lo que fuímos?, ¿seremos quienes somos? y llegar al concepto del mapa a través del cual ‘Ángela’ busca su grial, mientras suena en el eco: ‘Tendríamos que haber ido a donde ‘Los yugoslavos’. Allí se juega de verdad, mientras las mujeres bailan.’
“Un mapa dentro de otro. Mujeres que intercambian mapas”
Mayorga, en el programa de este espectáculo, la califica como un cuento sobre cuatro seres humanos que intercambian palabras, silencios y mapas, brindándonoslo lleno de metáforas y paradojas, sobre la tristeza, el poder de las palabras y la comunicación, o, más precisamente, de la falta de comunicación, de la búsqueda de lugar y sitio, de conciliar las expectativas hasta alcanzar un lugar que creemos perseguir, mostrándose esquivo a pesar de contar con mapas para encontrarlo. Una de las cosas más sugerentes que nos regala esta obra es la evocadora e interesante conversación que se desencadenará a continuación de verlo, entre dos personas que hayan acudido al tiempo a la propuesta, confrontando su propia experiencia sobre la obra y lo sugerido por su autor. Hasta el 6 de julio de 2025 permanecerá esta propuesta, de ‘Los yugoslavos’, programada en el Teatro de la Abadía.
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