La amnistía y las lentejas

11 Dic 2023

Hay ciertas afirmaciones que, por sí mismas, son capaces de marcar la gestión de determinados líderes políticos. Hace unos días el actual presidente del gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, justificaba su defensa de la amnistía a los implicados por los hechos relacionados alrededor del Procés en el año 2017, con la afirmación de ‘Hacer de la necesidad virtud‘, sobre la que habría que preguntarse de quien es esa necesidad, si de la sociedad española en su conjunto, de los votantes del PSOE que el pasado 23-J optaron por su candidatura sobre la hipótesis de su negativa a asumir ese rubicón, o del propio Sánchez para garantizarse la posibilidad de cuatro años más como inquilino del Palacio de la Moncloa.

“Hacer de la necesidad virtud” (Pedro Sánchez)

Antes que él, sus dos precursores como presidentes de gobierno elegidos bajo las siglas del PSOE, también tiñeron sus mandatos, y momentos de gloria, con otras resonantes citas, como la de González en 1985 cuando, en la expresión máxima de su pragmatismo afirmó: ‘Gato blanco o gato negro, da igual; lo importante es que cace ratones’, o la de Rodríguez Zapatero al patrimonializar, en su propia decisión, la opinión conjunta del Parlamento de España, al comprometer, en 2003: ‘aceptaré el Estatuto (Estatut) que apruebe el Parlamento de Catalunya’.

Claro que también desde la filas ‘populares’ hay citas que les hacen permanecer en un hueco en la historia, vía recuerdo, como aquella de Aznar de ‘estamos trabajando en ello’ con un acento a medio camino entre tejano o propio de Arkansas, o la de Rajoy de ‘un vaso es un vaso y un plato es un plato’, afirmación que, en clave surrealista, no habría sido capaz de superar ni Groucho Marx.

“Aceptaré el Estatuto (‘Estatut’) que apruebe el Parlamento de Catalunya” (José Luis Rodríguez Zapatero, en el año 2003)

Pero volvamos al momento presente y a lo que, en clave política, fagocita el ahora en tiempo político, cual es la amnistía. Si se pueden evitar las responsabilidades políticas y penales sobre haber estresado, al máximo, el statu quo de los márgenes políticos dados por toda la ciudadania a su propio Estado a partir de la Constitución de 1978. ¿Es posible romper con la legislación vigente, ser condenado por ello y, a pesar de todo, ser indultado y amnistiado, sin, ni siquiera, la exigencia política de expresar su rechazo a volverlo a hacer?.

El escenario anterior supone una perversión en sí mismo, pues podría darse el caso de que, además de la amnistía, se pactase un posible referéndum en el que votasen solo los residentes en Cataluña, cuestión ya delicada, pues usurpar el derecho del resto de españoles a decidir sobre una parte del territorio que forma parte de España, atentaría contra lo que hoy supone ser ciudadano español.

¿Es posible romper con la legislación vigente, ser condenado por ello y, a pesar de todo, ser indultado y amnistiado, sin, ni siquiera, exigencia política de expresar su rechazo a volver a hacerlo?.

Con el item más de que si esa primera consulta resultase favorable al voto nacionalista español, ello seria interpretado por el catalanismo, únicamente, como el paso al siguiente a otro referéndum, y así indefinidamente, hasta que sus tesis fueran ratificadas en unas urnas, sin preocuparles que las votaciones fallidas, para sus pretensiones, fueran una, cinco, quince o cincuenta.

La contundente realidad es que cualquier proceso independentista tiene que ver con la coartada económica de sus impulsores, quienes aspiran a un mejor estatus para sí, a través de los sueños idealistas de quienes caen en sus redes clientelares, pensando que su vida sería mejor en esa otra realidad, cuando los únicos que ganarían posición serían quienes compusieran la ‘nueva nobleza’ que constituiría el nuevo ‘Estado‘, menor en tamaño, números y cifras.

En las elecciones generales del 23-J, las formaciones soberanistas catalanas perdieron más de 700.000 votos sobre 2019, pasando de 23 escaños en conjunto (13 de Esquerra Republicana, 8 de Junts y 2 de la CUP), a los 7 más 7 conseguidos por ERC y la formación liderada por Carles Puigdemont, que les sitúan en la cuarta y quinta posición dentro del ranking electoral catalán, incluso detrás del PP, que obtuvo la tercera posición.

De vuelta al 23-J y al programa electoral que el PSOE, partido político con mayor número de diputados en la nueva mayoría parlamentaria construida a su alrededor, ¿cuántos votantes socialistas de hace tan solo unos pocos meses, están realmente de acuerdo con una amnistía?, la cuál es impuesta por unas formaciones independentistas catalanas que han perdido más de 700.000 votos en Cataluña sobre las elecciones de 2019, en las que obtuvieron 23 escaños en conjunto (13 de Esquerra Republicana, 8 de Junts y 2 de la CUP), que en 2023 han sido reducidos hasta los 7 más 7 conseguidos por ERC y la formación liderada por Carles Puigdemont, que les sitúan en la cuarta y quinta posición dentro del ranking electoral catalán, incluso detrás del PP que obtuvo la tercera posición, aventajando en respaldo, vía escrutinio, a ambas formaciones políticas. Nunca antes el nacionalismo catalán tuvo menor peso en el Parlamento de España, a pesar de la torticera realidad que se pretende imponer.

Se calcula que, al menos, un tercio de los votantes del PSOE, en el pasado mes de julio (7.760.970) no apoyan la ley de amnistía, mucho menos el posible referéndum, y, quizás, ese reto, es el principal handicap con el que afronta la formación liderada por Pedro Sánchez este periodo legislativo, en el que cada iniciativa parlamentaria tendrá que ser negociada con hasta ocho formaciones políticas diferentes, Podemos incluido.

Nunca antes (en el último tiempo) el nacionalismo catalán tuvo menor peso (numérico) en el Parlamento de España, a pesar de la torticera realidad que se pretende imponer.

En los hogares de España el plato de lentejas forma parte de una gran parte de las planificaciones de menús de las familias, pero por más que la amnistía suponga las lentejas impuestas al Gobierno, sin poderse aplicar el refranero español de …’si quieres las comes, y si no las dejas‘, ya que aquí son obligadas. Esta dieta puede terminar, más pronto que tarde, en indigestión.

 

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