¡Esta noche, gran velada!, crítica teatral
18 May 2025
Las historias sobre el mundo del boxeo, forman su propio género clásico dentro del cine, con sus brillos pero sobre todo con sus derrotas, con su épica del esfuerzo en el combate, y también con los apaños, las apuestas y los negocios a su alrededor.
Más allá de los títulos más comerciales y conocidos, hay verdaderas joyas como ‘The Champion’ (1915) donde Charles Chaplin marca el que se ha mantenido como elemento icónico en la filmografía pugilística, a través del fracasado que encuentra en sus puños la redención y el camino a una vida nueva. Ruta seguida en grandes películas como ‘Golden boy’ (1939) retitulada en español como ‘El conflicto de dos almas‘, ‘El caballero audaz’ (1942), ‘Carne y espíritu’ (1947) donde un joven, en busca de sus sueños, entra en el boxeo, encontrándose los amaños, las apuestas, y un mundo dominado por empresarios sin escrúpulos, donde lo que menos cuenta es el deporte y los boxeadores; ‘Champion’ (1949), ‘El luchador’ (1949), ‘La caída de un ídolo’ (1956), ‘El estigma del arroyo’ (1956), ‘El peleador callejero’ (1975), hasta la estupenda ‘Toro salvaje’ (1980).
“El infierno está empedrado de buenas intenciones”
Todas ellas incluyen los elementos esenciales que la propuesta teatral reprogamada por el Teatro Español, en la Sala Margarita Xirgu, publicada por Fermín Cabal, titulada ‘¡Esta noche, gran velada!‘, cuyo estreno en 1983, es recreado en este final del primer cuarto del siglo XXI, respetando, al máximo, los aires de aquellos primeros años 80’s del siglo XX, gran parte de cuyas esencias parecen ocurridas hace mucho más de los 40 años transcurridos, en señal indicativa de como la sociedad, ha variado sus referencias. Y eso se deja traslucir en esta recreación abordada bajo la dirección de Pilar Valenciano que respetando el original, no evita que, sobre todo las formas, entren en una falta de sintonía con los valores actuales, ni mejores, ni peores, simplemente diferentes, como reflejo de los cambios que la sociedad ha experimentado.
El sabor ochentero se apodera del espacio escénico y a ello contribuye la realista escenografía diseñada por Lua Quiroga Paúl, recreando los habituales perfiles del vestuario de una instalación deportiva vinculada al boxeo, tan pegado a su realidad que incluso se podría decir que tiene aromas a linimento de preparación y recuperación muscular, contando con las adecuadas aportaciones de Rodrigo Ortega en la iluminación, Tania Tajadura en el vestuario, Luis Miguel Cobo en la composición musical y espacio sonoro, Elvira Ruiz Zurita y Álvaro Luna en videoescena, además del coach de boxeo, en clave de asesoramiento, realizado por Óscar ‘Rayito’ Sánchez.
“En todas partes hay juego sucio”
Entre las interpretaciones destacan, especialmente, Mario Alonso, encarnando a ‘Sony Soplillo’, el chico para todo, de no demasiadas luces, tan inocente como simpático, que pregunta ‘¿qué es eso de obsoleto?’ que aparece en diario As, vinculado al boxeador para el que trabaja; así como Marta Guerras (Queen Lear, La fuerza del cariño), al recrear al único personaje femenino de la trama, mucho más complejo de lo que podrían aparentar sus primeras apariciones en escena, llegando a ser definitivo en la resolución de la pieza. Completan el elenco Francisco Ortiz como ‘Kid Peña’ en el rol del, como tantas ocasiones, derrotado boxeador, el personaje más inocente de este deporte que se disputa entre doce cuerdas que acotan un cuadrilátero, donde muchas veces sus verdaderos protagonistas nunca entran en él, ni lo pisan. Daniel Ortiz como ‘Marcel Esparza’, el preparador, conocedor de todos los entresijos de lo que ocurre, entre cómplice y confidente; Chema Ruiz (Las cartas de Cristian, Macbeth, El curioso incidente del perro a medianoche) como el manager, ‘Ángel Mateos‘, y Jesús Calvo (Abre el ojo) como ‘Achúcarro’, el promotor de la pelea y el personaje más cercano a los perfiles mafiosos tan habituales en la parte oscura de este deporte, muchas veces fagocitado por cuestiones alejadas del cuadrilátero.
“No soy tan malo, no soy un animal” (frase de la película, ‘Toro salvaje’)
Hace varias temporadas el éxito acompañó el paso por la cartelera teatral de ‘Bengala‘ y ahora es ésta ochentera producción de ‘¡Esta noche, gran velada!’ la que vuelve a encontrar en la mística del boxeo las formas para llevar a la escena teatral los perfiles y matices de un drama cuya expresión es mucho más interior y personal, calificados como violentos, de un deporte hoy menos popular que otros de pelea, que, sin embargo, alcanzan mucha mayor resonancia social a pesar de su agresividad y fiereza, como sucede con las artes marciales mixtas, donde Topuria, con su identificación por las señas españolas, es referencia social. Interesante paradoja, aquello no, pero esto sí. Hasta el 25 de mayo se mantendrá programado el espectáculo ‘¡Esta noche, gran velada!’ en la sala pequeña del Teatro Español.
Si alguna de las imágenes utilizadas en este blog, está protegida por copyright, ruego me lo hagan saber para ser retirada de forma inmediata