Caravaggio, Vermeer, Velázquez, a través del verbo y criterio de Xavier Albertí

03 Nov 2021

Xavier AlbertíEstamos sentados en la primera fila de la Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia, sede la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pero lo que sucede a continuación no responde a los estándares clásicos de una representación teatral, sino a los de una conferencia sobre la explicación de tres piezas pictóricas sobresalientes creadas en el siglo XVII, el tiempo en el que se vivieron las grandes transformaciones sociales que posteriormente marcarían el futuro, en palabras del ponente, quien nos convence, como culto especialista en la materia de la que habla, quien a la vez, ostenta el cargo de dramaturgo en la actual organización de la CNTC dirigida por Lluís Homar.

De Xavier Albertí, protagonista de esta conferencia presentada como acto teatralizado, se pueden decir muchas cosas, desde su práctica como actor a director de escena, gestor teatral, compositor musical, con acreditada experiencia como director del Teatro Nacional de Cataluña y ex-director del Festival Grec, responsable de propuestas teatrales como “Hedda Gabler”, “Shakespeare” o “Hamlet”, director del espectáculo “El principe constante” y responsable de la versión de “El gran mercado del mundo” presentada por la CNTC.

La historia del siglo XVII contada a través de tres cuadros pintados en aquella centuria.

En esta propuesta acredita dos circunstancias nada baladíes: una extensa cultura, sin pedanterías, y su gusto por el arte en general, y la pintura y la música en particular. Su discurso se convierte en una auténtica clase magistral que debería llegar más allá del aforo de la Sala Tirso de Molina. Mucho mejoraría nuestro actual sistema educativo si iniciativas de este tipo formarán parte de los, con excesiva frecuencia, rígidos programas educativos de nuestros, niños, chicos y adolescentes.Caravaggio, Vermeer, Velázquez, a través del verbo y criterio de Xavier Albertí

Albertí aparece interpretando al piano el “Prelude y les sauvages”, de Jean-Philippe Rameau, mientras en la pantalla, que domina el sencillo espacio escénico diseñado, empieza a ser visible el cuadro “El entierro de Cristo” obra de Caravaggio que forma parte de la colección pictórica de ‘“El Vaticano” en Roma. Al finalizar la interpretación musical, refresca su boca con el liquido elemento que hay en un vaso sobre el instrumento y relaja el ambiente con el buen recurso del humor y la ironía: «Una de las más lamentables consecuencias del Brexit es lo complicado que es traer buen Whisky”.

“El color es una forma de capturar la luz”

A partir de saborear ese espirituoso escocés que despierta su añoranza y sus mejores recuerdos, se precipita una brillante explicación sobre todos los elementos que, como claves ocultas, Michelangelo Merisi incluye en su obra, desde los protagonistas, a los colores de sus sayas, desde la posición de sus brazos y manos, a su expresión gestual, desde lo evidente a lo menos manifiesto. Gran alarde, tan enriquecido de datos objetivos por encima de opiniones subjetivas, que no hace sino enriquecer nuestra aproximación a todo lo que sucede a nuestros ojos por obra de Caravaggio, cuatro siglos después de captar los efectos de la luz sobre los cuerpos de quienes fueron sus protagonistas.

“Su señoría, única luz del mundo en nuestra era, nunca estará satisfecho con el trabajo de otro hombre porque no hay otro hombre que se te asemeje, ninguno que te iguale…Me apena grandemente que no pueda recuperar mi pasado y así, de esa manera por más tiempo estar a su servicio. Tal como es, sólo puedo ofrecerle mi futuro, el cual es corto ya que soy anciano… Eso es todo lo que tengo que decir. Leed mi corazón ya que la pluma es incapaz de expresarse bien” (fragmento de carta de Miguel Buonarroti, a los 57 años, a Tommasso Cavalieri, a los 20 años)

Caravaggio, Vermeer, Velázquez, a través del verbo y criterio de Xavier AlbertíLa aproximación que hace Albertí de los protagonistas de la época representada por los tres cuadros en su brillante explicación, incluyen referencias a Miguel Ángel Buonarroti, su querido Tommaso Cavalieri, o Leonardo da Vinci que nos hacen situarnos en aquel periodo de cien años, en el que los plebeyos mutaron en ciudadanos, abriendo el tiempo al siglo de las luces que fue el XVIII y con ello al futuro por venir.

Tras la vibrante explicación sobre Caravaggio y “El entierro de Cristo”, Albertí explica con igual minuciosidad la obra “Muchacha leyendo una carta frente a una ventana”, creación de Vermeer entrando en detalles que a la vista del simple observador parecerían frugales: el cupido que estuvo oculto cientos de años tras un muro gris, el cortinaje que muestra lo que se esconde tras él, el papel que sustenta la carta que se lee tras haber sido arrugado, las piezas de fruta tras haber sido volcada la fuente que las contenía …y la luz, esa luz que no se ve pero que sí puede ser recreada por el efecto captado sobre la materia que la recibió. La explicación sobre la obra del artista neerlandés es introducida musicalmente a través de la melodía de “La Zénobie” de François Couperin.

“El tiempo capturado dentro de una obra artística puede convertirse en presente gracias a una lectura que la haga contemporánea. Esa es la función del patrimonio: informar al presente desde la experiencia del pasado” (Xavier Albertí)

Un apuesto asistente de la CNTC se hace presente en escena para, con unos simples folios, hacer que el sonido del piano que interpreta Albertí, quien disfruta de ese pasaje como un niño ante la noche del día de Reyes, suene como un clavicémbalo, lo cual da la entrada para que suene “Corrente italiana” de Juan Cabanilles, y el docto ponente pase a concentrar sus explicaciones sobre “La fábula de Aracne o las hilanderas”, conocidísíma obra de Diego Velázquez, sobre la que nos son revelados detalles como el guiño que el autor hace en la misma situándose en paralelismo artístico con Tiziano y Rubens, único pintor, éste último, que siendo retratista exclusivo de la Corte don Diego, consiguió pintar a Felipe IV. Aunque sin duda quedará para nuestro recuerdo el dato de que esta obra es la primera, en la historia de la pintura universal, en la que su autor, es capaz de recrear el movimiento, lo cual logra Velázquez al representar la rueca y el efecto de los hilos, en acción, sobre ella.

Caravaggio, Vermeer, Velázquez, a través del verbo y criterio de Xavier Albertí

Sea como fuere, los ochenta minutos de las explicaciones de Xavier Albertí, con la colaboración de Alejandro Bordanove como coordinador artístico y Roger Vila en la video-creación, sobre estas obras de la pintura del siglo XVII, “El entierro de Cristo”, de Caravaggio; “Muchacha leyendo una carta frente a una ventana”, de Vermeer; y “La fábula de Aracne o las hilanderías”, de Velázquez; son una auténtica delicia y un gozo para los sentidos, lo cual se mantendrá programado en la Sala Tirso Molina del Teatro de la Comedia, hasta el 7 de noviembre, y aunque no se trate de una obra teatral al uso, aún sí contando una historia con un hilo conductor y más de una sorpresa, es un espectáculo más que recomendable de este momento en Madrid. Animo a disfrutar de ello de forma encarecida.

 

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