Juana La Loca, crítica teatral

20 Jul 2023

Hija de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, madre del emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico; heredera de varios reinos y reina que nunca reinó, salvo en los límites de la torre de Tordesillas donde permaneció enclaustrada más de cuarenta y seis años, por decisión, primero de su padre y luego de su hijo, pero sobre todo enamorada, hasta la locura, de Felipe, conocido como ‘El Hermoso’, alcanzando el ripio extremo de pasar a la historia como ‘Juana, La Loca’, consumida por los celos y las ausencias e infidelidades de un marido sobre el que tampoco fue, nunca, capaz de reinar.

“Que yo estoy loca, dicen…”

Este personaje de la historia de España tiene los perfiles idóneos para construir un drama histórico lleno de matices, que una buena dramaturgia y un potente trabajo actoral pueden exprimir sobre la escena teatral, lo cual ya consiguió hace unas temporadas Concha Velasco, de la mano de Gerardo Vera, en ‘Reina Juana‘ y ahora podemos disfrutar la propuesta que protagoniza Nicolás Pérez Costa, sobre texto y dirección de Pepe Cibrián, poniendo el foco, de forma concentrada, en la locura experimentada por Juana, la mujer, atrapada salvajemente en el deseo y la sensualidad, convirtiendo cualquier otra cosa en accesoria, sea la política, los reinos de aquí y acullá, e, incluso, su propia familia.

“Se me pasa el tiempo, se me pasa el tiempo, se me pasa el tiempo”

Una bella túnica roja inunda, con fuerza inusitada, el espacio escénico al acceder a nuestra localidad para que, cuando la función comienza, brote de entre sus pliegues el cuerpo, débil y quebradizo, de ‘Juana‘, quien interactuando con los fantasmas que habitan sus recuerdos nos comparta la historia de su peripecia vital, en un diálogo frenético lleno de pasión, dolor, amor y traiciones, en el que a través del propio personaje, brillantemente recreado por Pérez Costa, y sin elementos externos de vestuario o maquillaje, se hagan presentes desde su madre la reina Isabel a su hijo el emperador Carlos, pasando por la fiel asistente que la acompañó en su cautiverio, al infiel Felipe, a pesar de todo, el ser que justificó su propia existencia.

“Hablar de amor es blasfemia, madre…”

El relato no obedecerá a ningún orden ni temporal, ni temático, sino responderá a las emociones que experimenta el ser doliente que se presenta ante nosotros, de la oscura celda donde consume su vejez, a los recuerdos de infancia o la conversación con su madre cuando ésta le hablaba de quien sería su marido, luego muy amado, por preacuerdo de matrimonio convenido. De las oscuras y lluviosas tierras de Flandes a la luz abrasadora de los campos de Castilla. Del desconocimiento, al amor. De la pasión a los celos, y viceversa.

“No corro yo como Reina, sino como yegua cabalgo”

Vibrante es la interpretación que realiza Nicolás Pérez Costa en la construcción que hace del personaje de Juana I de Castilla (1479-1555), rebautízada para la historia como ‘La Loca’. El actor realiza un esfuerzo más que loable en el que, quizás, tendría acomodo algún pasaje de un tono de menos excitación (a modo de matiz), aunque es evidente que la rabia que se utiliza es rasgo esencial en la propuesta.

“Si fueras un simple palafrenero, no encontrarías tanto agujero…”

Aunque la propuesta opta por la sencillez, apoyada por un buen texto y una notable interpretación, los medios técnicos están muy cuidados, destacando en ellos el estupendo vestuario de Alfredo Miranda, la conseguida iluminación responsabilidad del propio actor, Nicolás Pérez Costa y la eficaz dirección de Pepe Cibrián.

“Esta loca que soy, esta Reina lo ha matado”

‘Se me pasa el tiempo, se me pasa el tiempo, se me pasa el tiempo‘, dice incansablemente ‘Juana’, la mujer, aquella llamada ‘La Loca’, que siendo madre e hija de reyes no consiguió reinar, y bajo esa premisa del paso del tiempo da vértigo pensar en su propia sensación sobre el suspiro de su existencia (76 años) y la condena perpetua de su cautiverio (46 años).

Un espectáculo interesante que bien merece abrirse un hueco en la agenda de cualquier aficionado teatral, que se mantiene programado en los Teatros Luchana, todos los viernes, a las 20h30’.

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