El rey que fue, crítica teatral

08 Abr 2024

Alcanzar sesenta y dos años de historia en una compañía teatral privada, en España, es un hito, que ‘Els Joglars‘ ha logrado. Si tuviéramos que representar en una sola palabra el compendio del trabajo realizado en esta peculiar iniciativa escénica, ninguna lo representa mejor que el término sátira, el cual califica toda su producción, la más destacada y la que lo es menos, encontrando siempre la complicidad con el público, que ha sabido reconocer los signos de su particular forma de hacer, logrando identidad para su propia ‘marca de agua‘, desde trabajos como ‘La torna’ (1977),  o ‘Ubú president’ (1995), al más reciente ‘Señor Ruiseñor’ (2018), siempre han mantenido su esencia y eso, superadas las seis décadas de producción, es mucho.

“Aquí hay árabes …¡son golfos pérsicos!”

Albert Boadella vuelve a dirigir un espectáculo de ‘Joglars’, sobre dramaturgia que firman él mismo y Ramón Fontseré (Señor Ruiseñor, Vida de Galileo) para recrear a un tan popular personaje, por conocido, que algunas de cuyas sentencias son tan famosas y repetidas como los ‘latiguillos’ de los famosos cómicos televisivos, desde el ‘¡Por qué no te callas!’ a ‘Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir‘. Se trata de Juan Carlos de Borbón y Borbón , Rey que fue, de España, como Juan Carlos I, casi 40 años, entre 22 de noviembre de 1975 y el 18 de junio de 2014, a quien el hombre de la calle reconoce por su campechanía; nada sibarita en gustos, especialmente en lo cultural, y con un léxico que incluía expresiones como cojonudo, ‘hostia’ o ‘coño‘. Todo muy cercano, si no fuera por detalles como el blanqueo de capitales, los ‘elefantes‘, Botsuana, Corina, su vínculo con Franco, sus devaneos, su estrecha relación con los regímenes del Golfo Pérsico y su exilio en Abu Dabi, por no incluir todo lo sucedido alrededor del 23-F, materia que sigue siendo considerada reservada, bajo la Ley de secretos oficiales española.

“Yo intento ser yo, natural …¡me llaman el Rey Campechano!”

Sea como fuere el personaje lo tiene todo para construir sobre él una sátira, el terreno de mayor dominio y confort paraJoglars’, pero la aproximación a los hechos conocidos (no hay nada de lo que se hable en la propuesta que suponga ninguna novedad) se realiza con cierta empatía por el protagonista de las peripecias, buscando generar una cierta complicidad, considerando los aspectos negativos como un debe menor, frente al gran haber generado en el periodo enmarcado en el reinado del ahora ‘Emérito’.

“No he tenido padre …y ahora ni hijo”

Lo más destacado de la propuesta es la estupenda recreación que Ramón Fontseré logra de ‘El Rey que fue’, quien sobre la escena, a veces, hace dudar de si no se tratara del propio ‘Campechano’. Soberbio en la réplica de los gestos, en el tono de su voz, en el uso de sus quiebros lingüísticos y en los movimientos corporales, calcando el uso del bastón y las dificultades de cadera del regio, aunque humano, personaje. Formidable interpretación.

Entre los recursos técnicos brilla el trabajo de coreografía realizado al recrear las tormentas a bordo del velero, al igual que el espacio escénico aparece firmado en el programa de mano por el conjunto de ‘Els Joglars‘ y así lo reseñamos en estas líneas. Correctas aportaciones Bernat Jansà en iluminación, David Angulo en sonido y Pilar Sáenz en vestuario.

“¡Vete a la mierda, Corina!”

La trama se ubica en un velero de lujo en el que el ‘Rey Emérito‘ inicia una travesía por el Golfo Pérsico, acompañado de su equipo de ayudantes y algunos invitados. El nombre del barco es ‘Superbotín’, sin duda alegórico, aunque se desprecia el uso del real ‘Bribón’, aún más metafórico.

La escena de inicio en la que un equipo de limpieza árabe hace su trabajo no aporta nada a la trama y supone un ‘apéndice’ que ralentiza la entrada en materia y la aparición del protagonista. 

“Hoy, ser rey en Europa, es una mierda, somos, todas, monarquías ‘de pega”

Pilar Sáenz (Señor Ruiseñor), Dolors Tuneu (Señor Ruiseñor), Martí Salvador, Javier Villena y Bruno López-Linares completan el elenco, interpretando a varios personajes en cada caso, con mención especial en el caso de este último al dar piel a ‘Adrián’, sobre el que se dan pistas de ser un posible hijo ilegitimo del Borbón, actuando aquel como un bufón que pone frente al espejo al monarca emérito, en un recurso loable que no consigue ser satisfactoriamente aprovechado por el actor.

“¿Qué es hoy mi hijo?; una marioneta bajo el poder de los políticos”

El reto de ‘Joglars‘ queda conseguido y las sonrisas brotan de forma frecuente en el patio de butacas, aunque se eche a faltar un mayor peso narrativo en la trama de la conocida historia que se comparte, quedando la sensación de haber asistido a una sucesión de gags, divertidos y brillantes, sobre una figura, se quiera o no, que forma parte de la historia personal de todos los asistentes al espectáculo, quienes al unísono aplauden la estupenda labor de Ramón Fontseré en la recreación de personajes, en cuya vitrina queda incluido Juan Carlos I, Rey emérito, con todas sus sombras y también con algún brillo, en tiempos del pretérito pasado, por obra y gracia del elefante y algún colmillo.

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