Cabezas de cartel, crítica teatral

17 Nov 2022

La ciudad de Madrid tiene una intensa actividad teatral, que ya forma parte de la propia idiosincrasia de esta urbe cosmopolita, con una oferta que va desde los teatros públicos adscritos a diferentes entes, al llamado circuito comercial, a las cada vez menores, en numero, compañías privadas e independientes, y también a lo que se conoce como ‘teatro off‘ que es un sugerente calidoscopio de iniciativas teatrales que luchan, a brazo partido, por abrirse paso en un mundo, difícil, exigente y competitivo; pero también bello y gratificante, como bien saben todos aquellos que alguna vez han saludado una ovación desde un espacio escénico.

Los buenos artistas copian, los grandes roban” (cita atribuida a Pablo Picasso)

cartelEntre toda la producción teatral ‘Off de la última temporada, ha sido reconocido como mejor espectáculo, con el ‘Premio GODOFF‘, la propuesta de ‘Cabezas de cartel‘, de Perigallo Teatro, para, tras pasar por Teatro Lagrada y Teatro Lara, llegar ahora a estar programado en el Teatro Infanta Isabel, con un sugerente planteamiento que habla del teatro y de las gentes que lo escriben, interpretan, dirigen y están detrás de cada uno de los espectáculos. Si el teatro espeja la realidad, en esta producción se pone frente al espejo al propio teatro y a sus formas de hacer.

“Las letras, en este país, son colorín, pingajo y hambre” (afirmación del personaje de Max Estrella en ‘Luces de Bohemia’ de Valle-Inclán)

EnCabezas de cartel asistimos al proceso creativo de una pieza teatral, donde dos cómicos que tienen su propia compañía, con un tan ajustado presupuesto que discuten si encargar un música determinada hecha ‘ad hoc‘ o utilizar la melodía de la novena sinfonía de Beethoven. Hablan, escriben, ensayan, improvisan, por supuesto también discuten, y recurren a todo aquello que puede invocar a las musas de la creación. De momento solo tienen el título de su nueva propuesta, afirmando ‘nosotros siempre estamos en la siguiente‘, que se titulará ‘Cimarrón, que por cierto no tendrá nada que ver con el argumento de la película estrenada en 1931, pero esa es otra historia sobre la que volveremos un poco más adelante.

Cimarrón

“No hay problemas, solo argumentos para nuevas obras”

Pero vayamos al principio. En el que antes que seamos conscientes que el espectáculo ha comenzado, los dos protagonistas saludan, aunque no es a nosotros, sino a quienes, como ellos, asisten a un festival en el que se muestran obras teatrales de cara a su posible distribución comercial, y allí está, además, ‘el innombrable’. El juego metateatral funciona.

Cabezas de cartel, crítica teatral“¡El teatro es un templo, no un mercado!”

Vidal’, ella,  y ‘Manzaneda’, él, son los dos personajes protagonistas, dramaturgos, directores, productores e intérpretes de sus propias iniciativas teatrales, y han querido poner el dedo en la llaga en su nueva obra, en la que hablarán sobre ser libres en el mundo del teatro, haciendo lo correcto o, al menos, lo que ellos piensan que debe ser planteado ante el público; pero en pleno proceso de creación, un conocido empresario teatral (¿quizás ‘el innombrable’?) propone adquirirles los derechos del nuevo proyecto, con el único condicionante de que ellos no recrearían a los personajes protagonistas porque para eso hay que contar con ‘cabezas de cartel, es decir, con actores conocidos por el público, bien por su paso por televisión o por cualesquiera otro ripio de celebridad. ‘Manzaneda’ se resiste y se niega a plegarse a una exigencia como esa, pero ‘Vidal’ ve ante si la posibilidad de dejar atrás problemas, ganar algo de certidumbre y pagar alguna deuda, en especial, y a sus cincuenta años de edad, la que tienen con sus propios padres para compensar las perdidas de un fracasado proyecto teatral anterior. Pero ‘Manzaneda’ sigue insistiendo en sus planteamientos originales: ‘¡El teatro es un templo, no un mercado…!‘, ‘¡Si nos atreviésemos a decir en público lo que decimos en privado!‘; para lanzar al aire dos preguntas cargadas de intención y emoción, “’¿Cuál es el fin último del teatro?‘ y ‘¿Cuánto de responsabilidad hay en quienes hacemos teatro?‘.

“¿Cuál es el fin último del teatro?, ¿los premios?…”

Cabezas de cartel, crítica teatralPor encima del estudio de creación teatral donde se desarrolla la trama,  que parece un almacén repleto de cachivaches candidatos al atrezzo de cualquiera de sus espectáculos, aparece un gran letrero donde se recrea el nombre de la nueva propuesta en la que trabajan los protagonistas: “Cimarrón”, en un cartel luminoso en el que, curiosamente, falla la bombilla correspondiente al acento de la ‘ó’, lo cual unido al curioso juego gramatical en el que los protagonistas no utilizan los nombres exactos de quienes les interpretan, de tal manera que si ‘Manzaneda, es Manzanera; ‘Vidales Nadal y ‘Urogallo‘ es Perigallo, el nombre del ‘inombrable’ puede deslizarse en el título de esa próxima nueva propuesta teatral, en el que no brilla el acento sobre la ‘o’, sobrando, quizás,  la ’n’, coincidiendo con el apellido de uno de los más reputados empresarios teatrales de la actualidad, quien en repetidas ocasiones ha confesado que sintió tal vocación en edad muy temprana, por encima de la de ser actor, director o cualquier otro oficio escénico. Aunque conviene no olvidar la acotación que se realiza en el propio programa de mano de esta obra, aclarando que ‘no todo lo que aparece en esta obra está basado en hechos reales‘.

Cabezas de cartel, crítica teatral“¡Quiero que me quieran, que me reconozcan…!”

Luis Felpeto dirige la propuesta con acierto y ritmo ágil. Adecuadas prestaciones de Juan de Arellano, Pepe Hernández y Eduardo Manzanera en la escenografía, Santi Martín en la música, Robert Wilson en el sonido, Pedro A. Bermejo en el diseño de luz y María Cortés en vestuario.

“Ellos, el público, no vienen a que les mires, si no a mirar”

Un texto muy original, interpretado con total credibilidad por sus propios autores e intérpretes, Celia Nadal y Javier Manzanera, que supone una interesante reflexión sobre el hecho teatral, repleta de sentido del humor, frescura y ternura, que no se queda en ser una nueva vuelta de tuerca de gentes del teatro sobre sí mismos y su actividad, para volver, de nuevo, a mirarse el ombligo, sino que va más allá, construyendo un diálogo con el público que se agradece, convertido en un soplo de aire fresco, que podrá disfrutarse todos los miércoles, hasta el veintiuno de diciembre de 2022 en el Teatro Infanta Isabel.

 

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Comentarios

  1. Buenísima Cimarrón y tu crítica no merece un adjetivo menor.

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