Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos, crítica teatral

08 May 2025

Una mujer en la frontera de sus cuarenta años, rubicón en la mitad de la vida para los humanos de nuestra sociedad occidental hoy, con una esperanza de vida en España de 82,2 años (85 años para las féminas y de 79,5 años para los hombres), acaba de salir del duelo generado tras una separación de pareja, lo cual le lleva a una explosión de experiencias a base de las apps de citas y el ‘sexting’, en busca de aventura y fugacidad, con un subidón de adrenalina con el que superar la decepción, la fatiga y la pseudodepresión. Persigue sencilla y llanamente el placer, pero también conoce el ‘ghosting’ y el ‘stalkeo’. Inusitadamente sucede un acontecimiento sobrenatural, un ser diferente, un otro, a nuestra vista un alienígena, entra en contacto con ella y ocurre el milagro. De nuevo surge el amor de la forma más sobrenatural posible. Los conceptos de otredad y alteridad, como evidencia de la diferencia y de lo diverso, entran en acción. ¿Es amor o, quizás, simplemente los efectos de la reacción química de la dopamina y la oxitocina?. Pero nuestra protagonista lo tiene claro y ante la revelación que le ha supuesto la felicidad, aún efímera, con ese ser diferente, afirma: ‘¡Eres un extraterrestre!, lo cual resuena sobre una escenografía presidida por un gran letrero de neón donde se recoge: ‘El amor es un ovni’, lo que aún se perfecciona durante el texto, hasta decir: ‘Todas las historias de amor, son historias de ovnis’, tan grande es la sensación de frustración y dolor sobre las relaciones en esta época, anidadas en unas expectativas difíciles de conciliar en el día a día, que el amor se considera algo sobrenatural y fuera los estándares habituales, enfatizando desde la dramaturgia: ‘El desamor es el germen de mi generación‘.

Vendrán los alienígenas y te sacarán los ojos, crítica teatral

“El amor es un ovni”

María Velasco, galardonada con el Premio Nacional de Literatura Dramática del año 2024, ha estrenado en Nave 10 Matadero su nueva pieza ‘Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos’, cuyo planteamiento queda reseñado en el primer párrafo de estas líneas. Tanto su mensaje como la forma poética de enunciarlo es sugerente, imbricando dos géneros aparentemente, casi, antagónicos, como el teatro íntimo y la ciencia ficción.

La idea de partida es reiterada en varias fases del espectáculo, junto con dos afirmaciones que se repiten en diferentes ocasiones por parte del personaje protagonista, por un lado la afirmación de ‘A la vida sí que le falta trama’ y el reiterado recuerdo sobre su progenitor, tan trabajador y comprometido en el sostenimiento familiar, como falto de la capacidad de expresar emocionalidad, sobre quien dice: ‘Mi padre no sabia dar abrazos’, pero sí capaz de ofrecerle una recomendación inolvidable para ella, tras su primera ruptura amorosa, cuando era poco más que una adolescente: ‘No vuelvas a enamorarte, por lo menos hasta los cuarenta”.

“Todas las historias de amor, son historias de ovnis”

Vendrán los alienígenas y te sacarán los ojos, crítica teatral

Maricel Álvarez encarna el personaje creado por la dramaturga, de forma eficaz, acompañada del polifacético y versátil Carlos Beluga (actor, músico, cantante, bailarín…), quien irrumpirá en escena como un astronauta llegado del espacio sideral, antes de encarnarse en alienígena, protagonizando durante la pieza diversos temas musicales que incluyen el «Space Oddity», de David Bowie, ‘El Amor’ de Massiel (‘Y el amor desbarata tus grandes ideas/ Te destroza, te rompe, te parte, te quiebra/ Y te hace ser ese que tú no quisieras/ Y te empuja a ser malo y te deja hecho mierda…’) o el ‘Se me va’ de Bambino (Se me va/ Este amor que he ido amasando con mis manos/ Se me va/ Se me va/ Lo que tanto tiempo yo he querido tanto/ Se me va…’).

José Novoa aprovecha el generoso espacio de Nave 10 Matadero, diseñando una escenografía que tiene como elemento central una gran cama, en una plataforma elevada sobre el resto de los elementos, en la cual se encuentra la protagonista cuando el público va accediendo a sus localidades, a la izquierda de la vista de los espectadores se ubica el escenario desde el que Beluga comienza los números musicales, y a la derecha hay un invernadero, en alegoría de lo natural. Adecuadas aportaciones de Pilar Valdelvira en iluminación, Tagore González en sonido y composición musical original, y Josefina Gorostiza en coreografía.

“Hablo de amor y me miran como a una terraplanista

Obra original con un comienzo cautivador y sugerente que va de más a menos. Se describe una situación en cuyos elementos esenciales se puede coincidir, pero lo difícil es su evolución y es ahí donde la belleza escénica termina por convertirse en recurso. Se parte de la ciencia ficción, ciencia en todo caso, y hablando del amor, y del enamoramiento, se termina por bordear lo cursi, por lo demás estupendamente aceptado por un público puesto en pie que ovacionó la propuesta. Afirma María Velasco en una entrevista en ‘Revista Godot que ‘Estoy hasta los ovarios del repertorio. De su imperialismo sobre la cartelera. El arte escénico es por naturaleza un arte de lo efímero, de lo evanescente, del presente… ¿Habrá habido en algún momento de la historia un teatro tan historicista? En lugar de un arte, parece un brazo de la filología’; es posible que no le falte razón, pero cualquier dramaturgia, clásica o contemporánea, queda expuesta al paso del tiempo sobre ella y eso, sin duda, supone el juicio definitivo.

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