Tribus, crítica teatral

21 Nov 2020

El fondo y la forma; el objetivo y el resultado; la enunciación del dilema y el fruto de su argumentación, presentan perfiles diferentes de un mismo tema, asunto o entelequia.

La elección del asunto sobre el que hablar, conferenciar, discernir o argumentar es un tema nada baladí, pero también el cómo hacerlo y cómo exponerlo pueden convertir en excelente y sobresaliente, lo que ‘per se’ era notable, igual que también pueden condicionar lo muy sugerente, astillando sus perfiles más interesantes, hasta hacerlo romo y falto de interés.

portada

“No sabes lo que es un sentimiento hasta que puedes expresarlo con palabras”

cartelEl planteamiento de la propuesta que actualmente exhibe el Centro Dramático Nacional en el Teatro Valle-Inclán, hasta el veintisiete de diciembre, bajo el título de “Tribus”, es, más que sugerente, muy acertada, poniendo el foco no en la “Comunicación”, sino en la “Incomunicación”, rasgo esencial de estos tiempos que vivimos en los que lo principal parece que no es llegar a acuerdos y convencernos los unos a los otros a través de la palabra, sino únicamente relacionarnos con los que piensan lo mismo que nosotros y hablan “nuestro mismo idioma, tanto de voz como de pensamiento.

Las diferentes “tribus” pueden ser resultado de clichés generacionales (padres e hijos), de clases socioeconómicas (menos ricos o más pobres), por razón de origen (de dentro de nuestras fronteras o de fuera), por  el idioma en que se habla (castellanohablantes o más interesados en la riqueza cultural de nuestras comunidades autónomas) y también, por supuesto, entre quienes son capaces de emitir la palabra con su voz y escuchar con su oido, frente a quienes se ven obligados a comunicarse con el llamado idioma de signos. Presumimos de buscar la comunicación, pero practicamos la incomunicación.

“¿Por qué la gente siempre quiere cambiar al otro?”

Sin embargo el resultado de la propuesta del CDN, en colaboración con Octubre Producciones, con versión de Jorge Muriel sobre texto de Nina Raine y dirección de Julián Fuentes Reta, se pierde en las formas y el cómo, no consiguiendo llevar el resultado de su sugerente objetivo hasta la orilla deseada.Tribus

Nada más comenzar los ciento diez minutos de duración del espectáculo, se hace evidente una gran dificultad para seguir los diálogos de los protagonistas, dando la sensación que no utilizan sistema de sonido para llevar sus palabras hasta la platea y quienes ocupan su espacio, lo cual quizás sea un efecto buscado por la dirección para trasladar a los espectadores las sensaciones de quien tiene la dificultad de no oír, pero ello nos limita cualquier opinión respecto al trabajo de Iñaki Rubio en la responsabilidad del espacio sonoro.

“Se trata de eso… de no ser parte de un rebaño”

Bien es verdad que todo el texto del espectáculo se recrea sobre un escalón de la plataforma que sirve de base a la escenografía, aunque las más de las veces lo que se dice de voz, no coincide con lo que aparece en esas palabras proyectadas, que, en todo caso, hubieran sido mucho más visibles de haberlo hecho sobre la parte superior del escenario.

Tribus

La trama representa a un grupo familiar en el que los hijos (Daniel, Ruth y Guille) viven con su padres sexagenarios a pesar de la edad que tienen, que les debería permitir una existencia autónoma. El hijo menor (Guille) es sordo, y sus padres nunca le facilitaron el conocimiento del lenguage de signos, lo cual ha desarrollado en él una muy especial habilidad para leer los labios de las personas con las que interactúa. La relación que entabla con «Silvia«, chica que se está quedando sorda, cambia su percepción de él mismo, del mundo y, por supuesto, de su familia. La metáfora de esta historia familiar sirve, de partida, para representar el problema la incomunicación que subyace en esta propuesta a través del uso de diferentes lenguajes, cada ‘tribu’ con el suyo.

escenografía“¡No soy parte de esta tribu!”

La escenografía diseñada por Elisa Sanz recrea la casa familiar del grupo que protagoniza el texto de una forma eficiente, destacando la recreación de la cocina tras un panel, a veces transparente y otras no, a través del eficaz trabajo de Felipe Ramos con la iluminación. Aunque el núcleo de espacio ocupado por los actores termina por estar muy alejado del público y al ser conscientes de ello no podemos dejar de recordar el gran trabajo realizado en este mismo teatro con ocasión de la representación de «Consentimiento «, obra, también, de la autora de esta obra.

En la dirección parece primar una cierta sensación de confusión, desde luego en las conversaciones familiares, embarulladas, que con los problemas de sonido antes comentados, terminan por no llegar de forma adecuada hasta el patio de butacas.

«Atenea, por favor, acalla mis voces…»

Punto a destacar es la selección musical, muy apropiada, que termina por convertir cada una de las interactuaciones de Atenea, autómata que obedece las elecciones que le hacen los protagonistas, en punto de interés, desde Bach a Paolo Conte con su “Via con me”.Tribus

Loable, y de lo mas destacado de esta propuesta, es la integración en su elenco de dos actores con dificultades auditivas, Marcos Pereira interpretando el personaje de «Guille» de una manera más que adecuada, junto a Ángela Ibáñez Silvia«), quien ya nos cautivó en “Madre coraje y sus hijos”, convirtiéndose en lo mas destacado de aquella obra, junto a Blanca Portillo, y que aquí refrenda lo ya comentado sobre ella y su capacidad actoral. El resto del elenco (Enric Benavent, como «Cristóbal«, Ascen López, como «Isabel«, Laura Toledo, como «Ruth«) cae presa del cierto desorden que termina por predominar en escena, con Jorge Muriel (como «Daniel«) especialmente sobreactuado.

“Ahora oigo que ya no oigo”

Interesante el punto de partida desde el que se proyecta esta propuesta, con la reflexión sobre la incomunicación verdadera esencia editorializante del inicio de esta tercera década del Siglo XXI en la que vivimos, aún sin conseguir redondear el resultado, que en todo caso tiene sus fogonazos de talento e interés que son con los que nos quedamos.

 

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Comentarios

  1. Hola soy madre de una joven sorda, y lo que le quiero comentar es que la elección de los subtítulos se debe a un amplio consenso con la comunidad sorda a la que le resulta mucho más fácil leerlos y atender al escenario . Gracias

    • Muchas gracias, Araceli, por su comentario y participación en https://www.traslamascara.com al hilo de la crítica teatral que hemos publicado sobre el espectáculo «Tribus». El hecho de que todo el texto de la obra aparezca en subtítulos para favorecer la asistencia de todos los integrantes de la comunidad sorda, practicada en esta propuesta me parece acertado, loable y adecuado; mi comentario respecto a ello en nuestra opinión, tiene que ver con el hecho de que aparezca en una zona excesivamente baja del escenario para la visibilidad de todo el público que acude en la sala, habiéndonos permitido reseñar que, a nuestro criterio, hubiera estado más visible de haberse realizo sobre la parte alta del escenario. También incluimos un comentario respecto a que lo que aparece escrito tiene un cierto retraso sobre el texto declamado por los actores. Lo que nos mueve, en cualquier reseña, es nuestro afán por una crítica constructiva que pueda ser utilizada por los responsables de los espectáculos para mejorarlos. Esperamos seguir contando con sus aportaciones en este espacio y aprovecho para saludarle cordialmente.

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