Tras el 10-N
15 Nov 2019
La nostalgia impone, de cuando en cuando, la añoranza del pasado y con frecuencia se oyen citas del tenor de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, de hecho muchos, al menos muchos más que menos, de quienes han participado en las segundas elecciones generales celebradas en España en el año 2019, querrían, si pudiesen, volver a la casilla del 28-A, en lugar de mantenerse en base a los resultados obtenidos el 10-N, comenzando por las dos opciones que, menos de 48 horas después de ser públicos éstos, han avanzando un acuerdo fulgurante para un Gobierno de coalición, justo el escenario para el que fueron incapaces de ponerse de acuerdo durante seis meses y dos debates de investidura de por medio, en julio y en septiembre . Como recoge el refranero popular español: “Para ese viaje no es menester (no se necesitan) alforjas”.
10-N: “Para ese viaje no es menester (no se necesitan) alforjas”
PSOE y Podemos, a través de sus líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, han anunciado, en la mañana del martes siguiente al domingo electoral, un Gobierno de coalición, con el segundo como vicepresidente del mismo, que, aún no siendo ninguna anomalía a lo habitual en muchos países de Europa, sí sorprende que ahora sea posible, cuando la sola idea del mismo, hace pocas semanas, hacía difícil que el presidente en funciones conciliaría el sueño en el Palacio de la Moncloa. Una pena, sin duda, porque el escenario para ello, objetivamente era mucho mejor entonces que ahora, con más escaños ambas formaciones, tres más por parte del PSOE y siete más por parte de Podemos, además de haberse evitado alentar la subida electoral de Vox, a través de los escenarios vividos en Cataluña, aliñados con la exhumación de Franco, primando que, con el solo incremento de 951.971 votos, haya más que duplicado los 24 diputados conseguidos con los 2.688.092 votos conseguidos hace seis meses. En toda un metáfora de lo que se conoce como “el abrazo del oso”, aunque en este caso no está claro quien abrazó primero a quién.
Sin duda, y al margen de la formación del Gobierno que se logre constituir tras el 10-N, si por algo se recordarán estas elecciones será por el hundimiento, sin paliativos, de Ciudadanos que después de llegar a alcanzar los 57 diputados a través de conseguir la confianza del voto de 4.155.665 españoles, se ha desplomado, perdiendo el apoyo de 2.518.125 de ellos, lo que ha propiciado la dimisión de su líder, Albert Rivera, además de su abandono de la política, pero eso sí, sin dar ni media explicación, quizás porque su ego no se lo permite, pero hay muchas preguntas que debería responder, la más obvia ¿por que su ‘patriotismo’ no le llevó a pactar un gobierno con el PSOE, contando entre ambos con 180 diputados que suponían mayoría absoluta y ponían “a tiro” la tan cacareada estabilidad?, pero igual de sorprendentes fueron decisiones como no presentar a Inés Arrimadas a la investidura como presidenta de Cataluña, tras vencer en las elecciones autonómicas, repatriándola desde allí a Madrid, pasando de ser líder de la formación catalana más votada, a desempeñar aquí unas funciones que él ya ejercía. Aunque nada fue tan alocado como cambiar, por decisión personal, la linea política de un partido con más de cuatro millones de votantes, pasando desde la socialdemocracia, primero, a la internacional liberal y luego litigar dentro de las formaciones conservadoras por su liderazgo, participando en el famosa foto de Colón, con Casado y Abascal, de la que éste último es el único que ha sacado suculentos réditos, porque si de elegir opciones se trata, la gente sencilla siempre suele optar por el original y no por las copias.
«Cada vez que se abren las urnas, Ciudadanos crece» (Albert Rivera, 28/04/19)
Pero el derrumbe de Ciudadanos no tiene que dejar de poner perspectiva a la pérdida de peso de los llamados partidos de la nueva política que irrumpieron en las elecciones generales de 2015, en las cuales el sumatorio de Podemos, sus confluencias e Izquierda Unida, además de la formación naranja de Albert Rivera, sumaron casi diez millones de votos (9.654.022), cuando en éste 10-N, el sumatorio de los representantes de aquella nueva política, Ciudadanos, Podemos y Más País ha sido, prácticamente, de la mitad (5.311.780). Aquella nueva política cuyo representantes parecían capaces de ponerse de acuerdo, con transversalidad, rompiendo el tradicional eje e derecha/izquierda, ha terminado facilitando una polarización hacia los extremos.
Los problemas de la gente siguen vigentes, y lo que hay son más profesionales de la política en estructuras de un mayor numero de partidos, lo cual se alinea, a la vez, con una mayor atomización de formaciones, hasta el punto que en el Congreso de los diputados recién elegido, se sentarán dieciséis marcas distintas.
«No habrá cooperación en Europa con los populistas de extrema derecha» (Markus Söder, presidente de la región bávara y líder de la CSU)
El fenómeno representado por Vox en España no es nuevo, ni en Europa, ni en el mundo, pero en países como Alemania o Francia sí ha habido un consenso entre formaciones democráticas conservadoras, liberales y socialdemócratas para no formar mayorías con aquellos por intereses en algún “lander” o “groupement économique” concreto, más allá de nombres o etiquetas como “cordones sanitarios”, y como siempre en la vida, los polít
icos deberían tener una visión de largo plazo y no, permanente, llevar las luces cortas encendidas.
El nuevo Gobierno parece que empezará a andar a primeros del año 2020 y aunque se anuncia constituido para encarar un proyecto de legislatura a cuatro años, hay demasiados temas en los que las posiciones entre los dos partidos que lo inspiran pueden tener sensibilidades distintas, desde Cataluña (aún dentro de la Constitución), a la política económica, con especial mención a los compromisos asumidos con la Unión Europea, materia laboral, inmigración, etc… y quizás el deseo real, tanto de Sánchez, como de Iglesias, sea constituirlo, empezar a rodarlo y que las disensiones que acaben con la legislatura permitan, al menos, aprobar unos nuevos presupuestos …¡y si son dos, albricias!.
Artículo publicado en @elespanolcom el 14/11/2019: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20191114/tras-el-10-n/444525545_7.html
Como siempre, Mario, muy acertados tus comentarios. Me permito agregar que la debacle de C’S se la han ganado a pulso. Triste pues, como bien indicas, con los resultados de abril habría sido posible una mayoría entre C’S y PSOE que haría prescindibles las alianzas con partidos independentistas, no solo por su marcado «modo anticonstitucional» sino también por lo caros que resultan al resto de ciudadanos españoles por sus sucesivos y reiterados actos vandálicos (en catalán, creo que se dice «democráticos» pero no domino esta lengua -solamente hablo inglés, francés, portugués y español- por lo que podría estar equivocado).
El peaje de este pequeño colectivo que se siente el alma de la ¿nación? induce probablemente al crecimiento de partidos como VOX (indignados, desilusionados o feudales) que dificultarán una gobernabilidad estable junto con el PP dado que sus intereses distan mucho de los de los ciudadanos españoles en general, aunque sus predicamentos sean justamente los contrarios.
Parafraseando tu refrán de «…. no se necesitan alforjas» con estos compañeros de viaje, el futuro del país no tiene mucho sol. Y lo dice alguien que lleva la bandera de España en su muñeca, pero de verdad porque la siento y la juré. Por eso mi voto fue, pero ya no es ni será para el PP.
Gracias, Pedro, por tu enriquecedor comentario a mi articulo «Tras el 10-N». Como muy bien sugieres, los hechos demuestran, en muchas ocasiones, la incoherencia de determinadas palabras y anuncios. Los resultados del 28-A brindaron un mejor escenario, al producido tras el 10-N, y no haberlo aprovechado tiene unos determinados nombres concretos entre sus responsables. Te agradezco, de nuevo, Pedro, que aportes tu visión a los temas que propongo a través de mis opiniones publicadas. Un fuerte abrazo.