Tiempos de cambio, sin sonrisas británicas

25 May 2015

Al día siguiente de las elecciones británicas en las que David Cameron consiguió la confianza para su reelección, la vicepresidenta del gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, aprovechó una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros para poner el foco en la diferencia entre los resultados reales obtenidos por los “tories” en el Reino Unido en comparación con las encuestas de los días previos, “arrimando el ascua a su sardina” y advirtiendo que lo mismo podría pasar con las encuestas que auspiciaban un mal resultado para el PP en la convocatoria del 24-M en España, todo ello remarcado con una irónica sonrisa.

la sonrisa británica de SorayaPPA los pocos días de aquella rueda prensa, Miriam González, esposa de Nick Clegg, líder dimisionario de los liberales británicos, publicó un artículo en el que confesaba sentirse sorprendida por la utilización de la victoria del partido conservador británico por parte del PP, cuando en España pasan cosas que no suceden en el Reino Unido: más de 20% de desempleo, más del 50% de paro juvenil y, sobre todo, una corrupción auspiciada desde el poder, y sus cercanías, que ha convertido la crisis económica en una crisis política y ética.

Tras los resultados, aun calientes, de las elecciones municipales en toda España y autonómicas en trece Comunidades, parece que las encuestas previas han estado más cerca de acertar que de equivocarse, y el argumento de la Sra. Clegg más en lo cierto que lo expresado por la sonrisa irónica de la vicepresidenta del gobierno de España.

La comunicación no verbal utilizada en las apariciones de anoche de los diversos protagonistas de la contienda electoral a través de las televisiones, fue todo un editorial en sí misma, hasta el extremo de ser casi innecesario tener el sonido activado para interpretar cada mensaje: dónde había entusiasmo, era más que evidente, y donde la decepción superaba las previsiones era, aún, más palpable.

Los responsables del PP, con Rajoy aun desaparecido, argumentan que su formación política ha sido la que ha recibido más apoyo de los españoles, con 6.028.798 de votos, pero el análisis no puede partir de esa cifra cuantitativa, sino en cuanto poder puede retener el PP con esos votos, y ahí la respuesta es clarificadora: de las trece comunidades autónomas en liza, sólo tienen certezas en Castilla – León, mientras dirigentes territoriales cómo Cospedal, Monago, Rudi y Albert Fabra ven alejarse sus cargos públicos. Pero aún más llamativo es el poder que perderá el partido liderado por Mariano Rajoy en los principales ayuntamientos, con alternativas populares fuertemente respaldadas, como los casos de Carmena en Madrid o Colau en Barcelona, mimetizándose en los resultados producidos en Valencia, Sevilla, Zaragoza, Cádiz o La Coruña, también lejos de mantener alcaldías del PP.

Parece evidente que es tiempo de cambio, las consecuencias de las políticas aplicadas por el PP, y el Sr. Rajoy, aprovechando la mayoría absoluta de 2011, han sido el germen que ha movilizado a la sociedad española a buscar nuevas alternativas, tras el dolor social generado por aquellas. Hoy hay más pluralidad política en nuestras instituciones, es el momento de los pactos, pero cuidado, que en seis meses hay unas elecciones generales y ayer no fue más que el inicio del camino de mañana.

La sociedad española ha optado por la risa abierta, en lugar de irónicas sonrisas británicas.

 

 

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