Tartufo, crítica teatral

04 Sep 2021

La dramaturgia de Jean-Baptiste Poquelin, Molière, inaugura la temporada 2021/2022 en el Teatro Reina Victoria, regido por Pentación, a través de su obra “Tartufo”, en traducción versificada de José Marchena, con versióndirección de Ernesto Caballlero, ex-director del Centro Dramático Nacional entre los años 2012 y 2019.

“¿Quién nos engaña?”

Molière, gran referencia teatral para el repertorio de muchas compañías, a través de obras tan excepcionales como ‘El misántropo  ’, ‘El avaro’ o ‘El enfermo imaginario’, compone en “Tartufo” una comedia de acerada crítica contra la hipocresía, cuyo foco y objetivo está en los falsos devotos y manipuladores, que tanto abundaban en su época (igual que en nuestra contemporaneidad) intentando aprovecharse de la devoción de los incautos que caían en sus redes. El planteamiento de Poquelin es acertadísimo, aunque con un final que depara un sobrehumano comportamiento al Rey de aquel momento, el ‘absoluto‘ Luis XIV, para quien reserva la superior capacidad de la cuadratura del círculo, lo cual es gratificado, y premiado, levantando la inicial prohibición de la obra, generada en un ambiente social dominado por un exceso de ‘tartufos’.

Orgón es el incauto burgués que crea Moliere para caer preso de la hipocresía de Tartufo, quien no solo tejerá un enredo para apropiarse de los bienes de aquel, sino que incluirá en su ‘apuesta’ llegar a casarse con la hija de su benefactor, Mariana, al mismo tiempo que se emplea en la seducción de la segunda esposa de éste, Elmira.

“¡Ah, señor! …no me merezco tanta piedad”

El espectáculo programado por Pentación, con producción de Lantia Escénica, se enfrenta a una dificultad no resuelta en su primera función del uno de septiembre, a la que asistimos, cual es que el verso no llega claro y nítido al patio de butacas, hasta el extremo de que una señora entre el público, ubicada a nuestra izquierda, llegó a advertir con su voz que ‘no se oye’, situación que estamos seguros que el buen hacer de un contrastado especialista en el espacio sonoro como es Luis Miguel Cobo corregirá de inmediato, ya que elementos como el tic-tac del reloj o la música sí llegan de forma correcta, pero el verso no.

La traducción de Marchena y la dirección de Caballero, respetan el verso original excepto en el caso del personaje de Dorina, criada de la casa de Orgón, a quien dotan de un lenguaje popular de nuestra época, descargando en ella los perfiles de mayor comicidad de la propuesta, provocando con su jerga las carcajadas más gruesas en el patio de butacas, con frases como ‘¡cambias más de opinión que de bragas!” o “este Celodonio me está tocando el…” y alguna otra de calado similar.

“Los devotos como yo, con más cautela vivimos”

La trama se enmarca en lo que se presenta como un ensayo teatral de la obra Moliere, utilizando a la limpiadora del teatro, que comienza por solicitar un selfie a los miembros de la compañía, lo cual dará pie para que se integre en ella, asumiendo el papel de Dorina en ‘Tartufo‘, por parte de María Rivera, quien aporta frescura y naturalidad.

La escenografía diseñada por Beatriz San Juan es minimalista, mostrando las paredes desnudas de ladrillo rojo del Teatro Reina Victoria, con unos contados y ligeros componentes (una cama, una mesa…) entre los que destacan cuatro percheros rodantes, repletos de ropa y elementos del vestuario creado por Paloma de Alba, que los interpretes irán utilizando a lo largo de la trama. Todo ello contemporáneo, evitando cualquier referencia a la época de la que data el texto. Correcta Iluminación de Paco Ariza.

“Son ya las cuatro, permítame que le deje, que aún no he cantado el miserere”

Pepe Viyuela se desenvuelve con comodidad en los perfiles de Tartufo, sumiso en los albores de la trama, dominando la hipocresía de su personaje durante toda la propuesta, hasta terminar por revelarse pérfido en sus objetivos y vil en su quehacer. Sabe extraer la esencia de la que Moliere dotó a su rol.

Más allá de los mencionados Viyuela y Rivera, destaca la prestación de Germán Torres en un contenido y racional Cleanto, contrapunto necesario al abuso que Tartufo hace de Orgón. Junto a ellos Silvia Espigado (Elmira), Estíbaliz Racionero (Mariana), Javier Mira (Valerio), Jorge Machín (Damis) y Paco Déniz con una prestación algo funcionarial que no consigue exprimir la potencia y comicidad del personaje de Orgón.

“¿Cómo puede defenderse el hombre del hombre?”

Moliere siempre es un valor seguro por el que merece la pena volver al teatro a disfrutar de sus obras y así sucede, de nuevo, en esta ocasión, con Tartufo, quizás sin alcanzar otras recientes propuestas como la “El enfermo imaginario” que Flotats recreó la temporada pasada en producción de la CNTC, pero su originalidad y su fina ironía bien lo merece para comenzar esta nueva temporada teatral 2021/2022.

 

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