Filoctetes, crítica teatral

05 Ago 2018

La 64ª edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida ha incluido en su programación una tragedia griega no representada en los dos últimos siglos en España, y muy poco fuera de aquí, lo cual, desde su solo anuncio, ya suponía una interesante novedad, tratándose del Filoctetes de Sófocles, estrenado hace veinticinco siglos (409 a.c.) en el festival de las Dionisias.Filoctetes, crítica teatral

Filoctetes fue llevado hasta la isla de Lemnos, tras sufrir la mordedura de una serpiente, mientras peleaba en el templo en el que había sido incinerado Hércules. La herida desprende un hedor fortísimo y limita gravemente su movilidad. El destierro fue decisión de Ulises, quien ni comprende ni quiere comprender la insistencia del desterrado en ser el más justo, el más honrado, el más honesto, el más sincero …¿para qué?, ¿de que le sirve?.

“¿Por qué va a ser vergonzosa la mentira? …si nos es útil”.

Diez años después, Ulises vuelve a Lemnos, urgiendo a Neoptolemo, hijo de Aquiles, para que consiga de Filoctetes el arco de Hércules que éste conserva, el cual les garantizará la victoria en la guerra de Troya. Filoctetes, crítica teatral

La forma sobre como conseguir convencer a Filoctetes para la entrega del arco, es el nudo central del argumento, pues el uso de las mentiras, la manipulación, la amistad, las apariencias de tal, las falsedades y las medias verdades teñirán la relación entre Neoptolemo y el abandonado guerrero griego por parte de quienes creía los suyos.

El texto de Sófocles es adaptado por Jordi Casanovas para un espectáculo dirigido por Antonio SFiloctetes, crítica teatralimón, que se traslada a nuestra actualidad, tal como indica una primera proyección sobre el escenario, donde se enmarca, en números romanos, el año 2018 (MMXVIII), con una eficaz escenografía de Paco Azorín que recrea una playa de la isla, con un barco varado en ella, que sirve de cobijo a Filoctetes, rodeado de neumáticos de automóviles, en un acertado y metafórico guiño a la suciedad que pobla nuestros mares en la actualidad, especialmente el Mediterráneo.

Las proyecciones se suceden, como si fueran tapices, por entre las columnas del Teatro Romano de Mérida, unas veces como imágenes y otras con fragmentos de textos, en un conseguido trabajo de Pedro Chamizo. A destacar también la iluminación de Pau Fullana.

“¡Tengo que obedecer a los que están en el poder!”

Filoctetes, crítica teatralPedro Casablanc se mete en la piel de Filoctetes de forma absolutamente creible, en una gran interpretación, al nivel de las que nos tiene acostumbrados, ¡grande aquel Feuerbach!, mostrándonos al guerrero que fué, ahora limitado física y moralmente, que vive maldiciendo su presente, añorando volver a la casa de su padre, antes de que éste se cobije en el Hades, aunque quizás ya lo esté. Interpreta con el gesto, con la voz y sus diferentes tonos, con la cojera a la que su personaje vive condenado y esclavizado por los dolores que le llegan a hacer anhelar amputarse su propia pierna con tal de poder descansar. Gran esfuerzo y estupendo resultado.

Felix Gómez, como Neoptolemo, da una magnífica réplica a Casablanc, con un personaje que permanece en escena prácticamente la totalidad del espectáculo, siendo de hecho la clave de bóveda del montaje; atrapado entre sus interrogantes, mostrándonos sus dudas, sus idas y venidas sobre lo que hacer y lo que no, enfrentado entre la moral y la ética aprendida de su padre, Aquiles, y eFiloctetes, crítica teatrall obedecimiento ciego a las órdenes recibidas por parte de Ulises. Muy buen trabajo que supera prestaciones anteriores sobre estas mismas piedras milenarias (Alejandro Magno).

Pepe Viyuela realiza un gran esfuerzo en su personaje, se percibe el intento en la forma de declamar e incluso en los gestos, pero Ulises no se hace presente, y se echa en falta a ese malvado, muy necesario en la trama,  cuyos perfiles solo asoman ligeramente. La interpretación debe superar los límites de cada actor y en este caso ello no sucede.

La guerra es una masacre entre gente que no se conoce, para el provecho de gente que sí se conoce y que no se masacran

Filoctetes, crítica teatralSamuel Viyuela interpreta a un soldado de los que acompañan la llegada a Lemnos de Ulises y Neoptolemo, lo hace de forma eficaz aún sin destacar en exceso, pero conservamos en nuestro recuerdo anteriores trabajos que le hemos disfrutado («Perra vida”, “Yo, Feuerbach”…) que le auguran un futuro muy prometedor.Filoctetes, crítica teatral

Como obra clásica que es, un coro, compuesto exclusivamente por mujeres, permanece durante todo el espectáculo, aportando continuidad y acentuando la necesaria carga dramática de cada momento, regalándonos un conseguido efecto, en la parte final de la trama, cuando con sus manos mueven la grava y arena que recubren el suelo del escenario, obteniendo un sonido que recrea las olas del mar.

Interesante esta actualización de Filoctetes de Jordi Casanovas, dirigida por Antonio Simón, que llega hasta nosotros convertida en un canto contra las guerras y la manipulación que siempre hay tras ellas con un mensaje final que se repite en las video proyecciones: “La guerra es una masacre entre gente que no se conoce, para el provecho de gente que sí se conoce y que no se masacran”. Efectivamente Filoctetes, Neoptolemo y Ulises son personajes tan contemporáneos, que todos reconocemos en nuestra actualidad, habitando nuestro siglo XXI.

Crítica teatral publicada en @elespanolcom el 03/08/2018: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20180803/filoctetes/327537246_7.html

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