El padre, crítica teatral

19 Dic 2016

El joven dramaturgo francés Florian Zeller (1979) es el autor del texto que nos recrea El padre, con un Héctor Alterio, de 87 años, francamente colosal e imponente desde la mas absoluta sencillez y naturalidad, todo ello bajo la experta dirección de José Carlos Plaza.el-padre-6

La trama de El padre nos enfrenta ante el abismo de la vejez, con su inexorable deterioro, desde luego físico, pero también, y especialmente cognitivo; con dos posibilidades extremas entre quienes llegan a ello, …y naturalmente mucho mejor hacerlo; por un lado quienes mantienen gran parte de su lucidez mental presos de un cuerpo que ya no les responde, sintiéndose, en cierta forma, como presos de él, o bien quienes manteniendo un buen tono físico general, son abandonados por sus propios recuerdos, sin tener las capacidades necesarias para interactuar autónomamente con quienes les rodean, sean los más próximos o los más lejanos.El padre

El personaje de Andrés, cómo El padre, diseñado por Zeller, sufre de Alzheimer, quizás la enfermedad más injusta en la que el ser humano puede caer, pues aniquila la propia esencia de la persona que la sufre. Mi madre murió a consecuencia de ello y aún recuerdo la sensación heladora, y desazonadora, que generaba en mí su mirada en sus últimos momentos, en los que ella no podía reconocer quien era aquel hombre que, frecuentemente, la visitaba.

El padre

Este gran drama se plantea ante nosotros con no pocos guiños cómicos y situaciones contradictorias que presentan ante el espectador una disyuntiva, a base de dobles personajes y dos perspectivas de una realidad que siempre tiende a ser subjetiva, ¿que es lo real?, ¿la trama que Andrés está convencido de haber desvelado, hasta sentirse traicionado?, ¿o el problema en que termina por convertirse él para su hija, por más que ésta intente hacer lo que se supone que se espera ella, y de todo bien nacido respecto a quienes le engendraron?.

La trama de «El padre» nos enfrenta ante el abismo de la vejez.

El padre

Acertadísima esta dualidad que se presenta ante el publico, en El padre, donde creo que reside gran parte del éxito de esta obra, que le sirvió a Florian Zeller para ser reconocido con el premio Moliére como mejor obra de 2014; que consigue que cada espectador termine por asumir, como real, una de las dos posibilidades que se le presentan.

José Carlos Plaza atina con el desvestido que va realizando de los elementos en escena, hasta dejarla vacía, como vacío termina por quedar el interior de Andrés.El padre

Héctor Alterio, en el papel de El padre, está soberbio, admirable desde los 87 años con lo que se presenta ante el público, manejando tragedia y comedia en sus puntos justos en cada momento, irónico, e incluso a veces despiadado, siendo capaz de mostrarse totalmente vulnerable al segundo siguiente de lanzar un ataque de cinismo mordaz, para terminar preso de las contradicciones, propias o ajenas, …esa elección la dejo a gusto de cada espectador.El padre

El resto del elenco acompaña el desarrollo de la trama, pero sin llegar al nivel de prestaciones de Héctor Alterio, tan brillante que termina por marcar un socavón demasiado severo respecto a sus compañeros en el reparto.

Un muy interesante planteamiento de un tema tan delicado como la vejez, en un atrevido experimento de Zeller, en El padre, escrupulosamente puesto en escena por José Carlos Plaza y admirablemente recreado por Héctor Alterio, cuyo esfuerzo es tan mayúsculo que al salir a recibir los aplausos del público parecía ya una persona distinta, física y mentalmente, a quien tan magistralmente representa a Andrés.

Crítica teatral publicada en @elespanolcom el 27/12/2016:

http://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20161220/179802021_7.html

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