El eunuco

22 Feb 2015

Dice Wikipedia que Publio Terencio Africano nació esclavo, de origen bereber, supuestamente natal de Cartago y murió sobre el año 159 A.C., a la edad de 35 años, tras escribir seis obras teatrales, todas ellas conservadas hasta la actualidad, habiendo conseguido ser “manumitido” –proceso de liberación de un esclavo- dadas sus extraordinarias cualidades. La adaptación libérrima que de “El Eunuco” hacen Jordi Sánchez y Pep Antón Gómez lleva el texto hasta los límites del género de la “revista musical” con perfiles de vodevil, aunque profetizan que si Terencio escribiera hoy la obra, se aproximaría bastante a la actualización por ellos realizada, eso no deja de ser pura especulación, pero la realidad es que el “juego” en el que se embarcan consigue una notable eficacia cómica.

Este espectáculo se estrenó dentro del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, en agosto de 2014, y ahora se está representando en el Teatro La Latina, de Madrid.

El presunto amor es el eje central de la trama, y sus líos ocupan todas las direcciones del escenario entre amantes, amadas y amados, despistes, deseos, incomprensiones, engaños a medias y finales felices … para todos, haciendo expreso alarde de todos sus posibles tipos: heterosexual, homosexual, materno-filial, fraternal …nadie queda fuera de ello, al menos entre los personajes que habitan el escenario.

Los acertados números musicales compuestos por Asier Etxandia y Tao Gutiérrez se convierten en parte central del espectáculo con las interpretaciones de todos los actores del elenco, reportándonos más de una grata sorpresa.

La escenografía, de Eduardo Moreno, nos sorprende inicialmente con la presencia de un gran cubo geométrico que, cómo único elemento, ocupa el escenario dando, desde él, entrada y salida a las sucesivas apariciones de los personajes, dicho cubo va experimentando transformaciones hasta convertirse en una especie de laberinto que nos hace sentirnos más cómodos con la escena.

El espectáculo destaca por el ritmo del mismo, mérito de su director, y co-adaptador, Pep Antón Gómez.

El disparo de salida en el inicio de la obra corre a cargo de Anabel Alonso, con un conseguido “monologo” en el que nos pone en situación de la trama, ocasión que aprovecha para interactuar con el público, un terreno en el que se mueve muy bien, logrando la rápida conexión con los espectadores. Pero todos los personajes tienen sus momentos de gloria, el protagonismo es coral, si bien destaca la química que hay en la pareja interpretada por Pepón Nieto, como “Fanfa” y un divertido Jordi Vidal, como “Pelotus”, así como el sorprendente Jorge Calvo haciendo de “Parmenón”, bailando y cantando más que bien, pero el descubrimiento de la noche nos lo dió María Ordoñez en su papel de “Pánfila”, a la que habrá que seguir en su carrera en el futuro. El resto del elenco, Alejo Saura como “Lindus”, Eduardo Mayo como “Cilindro”, Marta Fernández Muro como “Filipa” y Antonio Pagudo como “Fedrias”, completan el resultado en escena de forma adecuada, sin ningún desentone.

Obra adecuada para ver en estos tiempos de crisis, prescribe sonrisas y genera carcajadas, repartiendo amor y felicidad, sin hacer pensar mucho.

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