Reforma fiscal y recortes

29 Jun 2014

Mucho ruido y pocas nueces es la frase que parece acompañar a la acción estrella del PP para recuperar los votos perdidos tras las elecciones europeas del 25M, tanto por el desgaste del poder, los errores propios, los efectos de la crisis y la desesperación de los españoles por la pérdida de su capacidad de compra, de gasto, de ahorro y los numerosos recortes sufridos.

El despliegue mediático ha sido sensacional, repitiendo hasta la saciedad que los españoles verán incrementado el dinero en sus bolsillos gracias a los 9.000 MM euros por los ajustes fiscales previstos, porque llamarlo “reforma fiscal” es bastante pretencioso ya que se aborda un cambio en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y en el de sociedades; pero apenas toca el IVA, no roza los impuestos especiales (tabaco, alcohol, hidrocarburos), ni los relacionados con la vivienda, tampoco toca los medioambientales, todo ello a pesar de las recomendaciones de Bruselas.

El ahorro previsto para un español, con un renta media de 40.000 euros al año, será de 240 euros/año, pero la pregunta es ¿cuánto ha sido el importe de los recortes sufridos en España? a fin de compararlo con el impacto de estos ajustes fiscales. La única cifra oficial la divulgó el Gobierno en agosto de 2012 y fue de 102.149 millones de euros, pero a ella habría que añadir los recortes aplicados desde mayo de 2010, durante el mandato de ZP; parece existir consenso general en asumir que el agregado de los recortes, desde mayo 2010, a hoy, podría ascender a 121.000 MM euros, es decir, el efecto de la tan cacareada reforma fiscal es inferior al 9% del importe de los recortes sufridos, con el agravante de que dichos recortes en sanidad, educación, ó dependencia, son soportados sin la moderación social de la aplicación del escalado de la tributación directa, incidiendo, especialmente, en las rentas más bajas.

Hay algunos colectivos afectados negativamente por esta serie de medidas fiscales, que sorprenden, ó quizás no, son: los despedidos, cuyas indemnizaciones tributarán fiscalmente a partir de un mínimo de 2.000 euros por año trabajado, las deducciones por arrendamiento de vivienda desaparecen, así como las deducciones por dividendos. Otra medida sorprendente, en un país que necesita capitalizar ahorro, es la reducción de los máximos deducibles por aportaciones a planes de pensiones, que bajan de 12.500 euros a 8.000 euros al año. Con todo, las rentas del trabajo seguirán pagando más que las de capital.

Más allá de los detalles concretos de que colectivos son beneficiados, ó perjudicados, por esta serie de medidas fiscales, una pregunta queda en el aire: ¿cómo se van a cumplir los objetivos de déficit en 2015 y 2016 que exigen un ajuste superior a los 25.000 millones? con el menor ingreso de 9.000 MM euros en las arcas del Estado en que se cuantifican estos ajustes fiscales; no es previsible que la débil recuperación económica lo facilite, lo cual parece abonar la tesis de que estas medidas fiscales buscan, básicamente, recuperar votos de cara a las elecciones generales de 2016, si es que no se adelantan; condicionando la actuación futura del gobierno que de ellas salga, quien tendría que aplicar nuevas medidas de recortes ó, en su caso, una subida de impuestos, bien por la vía de tributos directos, bien por la vía de los tributos indirectos, especialmente con subidas de IVA cómo se viene reclamando desde Bruselas y el FMI. Parece claro que donde el país necesitaba una reforma fiscal, el Gobierno ha optado por una coartada para utilizar un eslogan en las próximas elecciones “Hemos bajado los impuestos”.

Decía el filósofo y político francés François-Marie Arouet, conocido como Voltaire: “El arte de gobernar generalmente consiste en despojar de la mayor cantidad posible de dinero a una clase de ciudadanos para transferirla a otra”, tras éstos ajustes fiscales conocidos esta semana, una cosa está clara, quien seguirá soportando la mayor carga fiscal de este país será la “clase media” por la vía de la carga de las rentas del trabajo. Según la agencia tributaría española los grupos empresariales consolidados (grandes empresas) tributaron a un tipo medio del 3,50% (3.012 MM en impuestos, sobre 85.948 MM de beneficios), las empresas medianas tributaron al 16,70% de tipo medio y el esfuerzo fiscal que soportan los trabajadores españoles, sumando el impacto del IRPF más las cotizaciones sociales, alcanza un 37,35% de imposición directa, siendo uno de los más altos de los países de la OCDE. Este país sigue necesitando una verdadera reforma fiscal que responda a un plan global, simplificando el sistema y poniendo el foco en reducir el fraude fiscal que, según técnicos de Hacienda, se incrementa en 15.000 MM euros al año en España.

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