Los jugadores

31 Ago 2014

Dentro del cine negro americano, existe un subgénero que ha dado grandes títulos para la cinematografía, también exportados al teatro, es lo que se conoce como “The Losers” (los perdedores), títulos como “Cuerpo y alma” (1947) ó “Más dura será la caída” (1957), encontraron una espectacular secuela en “Toro salvaje” (1980). Las historias de perdedores fueron un especial caldo de cultivo durante los años 40’s del siglo pasado, construidas sobre las cicatrices sociales que había dejado la gran depresión posterior al crack bursátil de 1929.

Hoy, cuando nuestra sociedad sigue perpleja tras los cambios socio-políticos a los que nos ha llevado la crisis financiera generada en 2006 tras la hecatombe de la caída de Lehman Brothers, las hipotecas basura empaquetadas a lo largo de todo el mundo occidental y el empobrecimiento general de las capas sociales de nuestras clases medias, la obra de teatro “Los jugadores”, programada estos días en “Los Teatros del Canal”, de Madrid, escrita y dirigida por Pau Miró, es una muestra de cuatro historias, entrecruzadas, de perdedores en nuestra sociedad, hombres cercanos a los 60 años, con un futuro incierto tras más de 30 años de vida laboral, solos, abandonados socialmente, solo se tienen los unos a los otros. El retrato social que hace Pau Miró es de una cruel realidad, pero muy acertado, es la vida misma, pero la ironía logra colarse entre los resquicios de la trama, llegando a provocarnos varias sonrisas dentro del drama.

El hilo argumental de la historia, elegido a través del juego de azar es muy acertado: ganar, perder, apostar, las deudas, los excesos, fracasos acumulados, todas estos hitos se dan en la vida del enterrador invisible, del profesor de matemáticas que pierde su norma, del ex-empresario de una peluquería que acaba despedido por el hijo de su ex_socio y del actor que no consigue nuevos papeles.

Las interpretaciones son medidas y ajustadas, Luis Bermejo pone el punto musical y sorpresivo a la función, Ginés García Millán da frescura a la obra con sus matices algo macarras, Miguel Rellán encuentra en el viejo profesor de matemáticas un personaje que le permite dar continuidad a los matices que ya le vimos con su personaje anterior en “Novecento”, logrando empatizar con una amplia base de espectadores, y Jesús Castejón le da una réplica fantástica, formando una unidad con el personaje de Rellán, tierno y esperanzado, a pesar de todo.

La puesta en escena es acertada, el decorado es fijo, pero el movimiento de los personajes, con sus entradas y salidas, logra dar sensación de evolución de planos en la obra.

Buen inicio de temporada en “Los teatros del Canal”. Satisfacción tras los 80 minutos dedicados a la obra y la justa reflexión que nos genera la obra para ser, aún más conscientes, de los especiales tiempos que estamos viviendo en nuestras sociedades y en nuestras vidas. Igual que pasó con la gran depresión de los años 30’s, ésta época se estudiará durante varios decenios en las universidades, lo duro es quienes, cómo los protagonistas, se abocan en este momento a la difícil época anterior a sus jubilaciones, enfrentándose al peor escenario posible, solos y sin mucho futuro … ¿habrá otra alternativa que la que cierra esta obra de “Los jugadores”?.

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