El gran mercado del mundo, crítica teatral

22 Oct 2019

Tiempo de cambios en la gestión, y dirección, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que se vislumbra en la propia programación de esta nueva temporada 2019/2020, cuyos dos primeros espectáculos quedan unidos por la autoría de Don Pedro Calderón de la Barca, pero desde diferentes visiones.

Por un lado Helena Pimenta culmina su etapa al frente de la CNTC con una versión de «La vida es sueño» que cierra el circulo que comenzó ocho años atrás, entonces convirtiendo a Blanca Portillo en Segismundo, para hacer ahora un guiño al futuro, entregando el clásico texto al desempeño de “La Joven” de la CNTC, con un resultado más que destacado, no exento de aires contemporáneos.

“Todos la gracia quieren, pero pocos merecella…”

Por otro lado, la nueva visión de Lluis Homar, como sucesor de Pimenta, empieza a definir su enfoque sobre lo que ha de venir, con una versión muy personal de “El gran mercado del mundo” por parte de Xavier Albertí, dirigida por él mismo, en producción conjunta de la CNTC y del Teatre Nacional de Catalunya, aportando cada una de ambas compañías el 50% del elenco de las catorce personas que lo representan en escena, en interesante alegoría sobre la situación social en la que se vive en estos días.El gran mercado del mundo, crítica teatral

El gran mercado del mundo” es un pieza teatral escrita por Calderón bajo la forma de “auto sacramental” y como tal, impregnado de fuertes referencias religiosas. Albertí, en esta personalísima versión, libérrima en su esencia, utiliza la alegoría de la preponderancia de los “mercados” actuales, convertidos en los dioses de nuestro momento vital, imponiendo normas y políticas, desde el ámbito financiero y económico, a la sociedad y a los líderes electos que nos gobiernan, queriendo dejar evidencia del cambio de paradigma de nuestro mundo occidental hoy, en el que el eje religioso ha sido sustituido por la prioridad del capital y del liberalismo económico que le es propio para su máximo desarrollo, o al menos para la maximización de los beneficios empresariales, aunque éstos sean, sólo, para unos pocos.

“Bien y mal, mal y bien …¡no se conoce hasta el fin!”

La idea esencial que plantea Albertí, desde las lineas que escribe en el programa de mano de este espectáculo, aún siendo muy interesante, y sustancialmente cierta, termina por condicionar el desarrollo de la obra escrita por Calderón en la primera mitad del siglo XVII, hasta tal punto que lo que queda de ello termina por ser escaso, más allá de los personajes, el título de la obra y algunos pasajes del texto.El gran mercado del mundo, crítica teatral

Por contra se presenta ante nuestros ojos una conversión de la obra de Calderón de la Barca, melliza de “El gran teatro del mundo”, en una especie de cabaret, en el que en los huecos de su texto, deconstruido, encuentran acomodo pasajes que parecen sacados de piezas del “Paralelobarcelonés o en varietés de revista propios de ciertos teatros madrileños, que por otra parte logran el acogimiento, y agrado, de una parte del público presente en la sala, mientras otra parte del respetable puede considerar que no es el espectáculo a esperar en el Teatro de la Comedia, en cuanto a sede estable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

“¿Hay culpa en haber deseado?”

El gran mercado del mundo, crítica teatralLa escenografía de Max Glaenzel descansa sobre el protagonismo dado a un gran “tiovivo” que recrea el lugar en el que se desarrolla formalmente el intercambio de “el gran mercado del mundo”, si bien el mismo solo se deja visible cuando comienza el trueque, la venta y la compra de bienes, lo cual ocurre lo suficientemente mediada la trama como para que la primera parte de la misma se desarrolle en un espacio excesivamente reducido para ser ocupado por los catorce personajes del espectáculo, más un piano y un gran ventilador, cuyo ruido resulta mucho más molesto, a actores y público, que el efecto de viento que se busca en él, que al ser desconectado provoca un suspiro de alivio entre protagonistas y espectadores. 

El vestuario diseñado por Marian García Milla merece una mención destacada, resultando elegante y consiguiendo una homogeneización interesante sobre una mayoría de vestidos en negro, con el contrapunto del blanco.

“Las carnes son manjares del diablo”

El gran mercado del mundo, crítica teatralDesde el punto de vista actoral e interpretativo, sobresalen las aportaciones de Antoni Comas y Jordi Domènech, el primero como la “Inocencia” y el segundo como “Herejía”, quienes además de dar continuidad musical al espectáculo desde el piano, lo hacen con sus propias cuerdas vocales, sorprendiendo al público con su desempeño. Silvia Marsó realiza una conseguidaCulpa”, percibiéndosela muy comprometida con el resultado del conjunto. Muy sobria aportación de Rubén de Eguía, como la “”, manejándose gran parte de la trama con los ojos vendados. Divertido Jorge Merino en el rol de “Padre de Familias” especialmente al interpretar un tema con el que ironiza sobre la dieta alimenticia que le impone su endocrino y transgresor Roberto G. Alonso, como la “Lascivia”, encabezando todos ellos un elenco que complementan Oriol Genís (Gula), Mont Plans (Malicia), Alejandro Bordanove (Buen Genio), David Soto (Mal Genio), Cristina Arias (Soberbia), Elvira Cuadrupani (Penitencia y Humildad), Lara Grube (Fama) y Aina Sánchez (Gracia).

El gran mercado del mundo, crítica teatral“En la Bolsa nos hacen subir, en la Bolsa nos hacen bajar”

Es un intento loable traer los clásicos hacia la contemporaneidad, pero el responsable de ello debe tener claro para qué, sin que la esencia del texto original quede modificada y en este caso lo que evoca Xavier Albertí, en el programa de mano, sugerente por sí mismo, no se termina de ver sobre la escena, primando un espectáculo con aires cabareteros que utiliza el título de la obra, el nombre de su autor y algunas referencias, para acabar imponiéndose la forma sobre el fondo, culminando en un espectacular final a ritmo de «Il Mondo», de Jimmy Fontana, no demasiado calderoniano. En todo caso siempre son bienvenidos los nuevos tiempos, las nuevas formas y sus intentos, de los cuales esta propuesta es un primer paso, estaremos atentos a los próximos.

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