Don Juan Tenorio

02 Ago 2015

A principios de este año 2015 llegaron los ecos de una adaptación del “Don Juan Tenorio”, de Juan Mayorga, dirigida por Blanca Portillo, la mezcla sonaba más que interesante, pero al leer las primeras aproximaciones de la gran actriz, que hace poco nos dejó maravillados, y atónitos, con su representación de “El testamento de María”, a este Don Juan, sentí un cierto vértigo sobre lo que se iba a presentar en escena: “…Tenorio no es un héroe. Es alguien que huye de su propio vacío, llevándose por delante todo aquello que se cruce en su camino… Tenorio es hoy el vivo retrato del desprecio por los demás… Tenorio debe dejar de ser un modelo a seguir. No puede ser un modelo de nada aquel que por donde quiere que va, atropella la razón, escarnece la virtud, burla la justicia y vende a las mujeres…”.mi padre_Ciutti

El texto de Zorrilla forma parte de mi propia identidad personal y de mis recuerdos de infancia, mi padre, hombre de teatro –del que todavía guardo una foto representando el papel de Ciutti-, fue el causante de que los juegos infantiles entre mi hermano y yo fueran a través de los versos de esta obra, saltando de un personaje a otro, ahora don Juan, otrora Mejia, por aquí don Gonzalo, por allá ‘el escultor’… de alguna forma mis genes teatrales se desarrollaron en aquellos juegos infantiles y por ello sentí interés por este espectáculo, desde un cierto escepticismo sobre su tratamiento, y ha sido dentro del Festival de Teatro de Almagro cuando me he enfrentado a esta revisión del Tenorio.

Juan Mayorga y Blanca Portillo no plantean la revisión de Don Juan desde un texto nuevo y diverso al conocido de Zorrilla, como sí hizo éste en 1844 sobre el personaje creado por Tirso de Molina en “El Burlador de Sevilla”, actualizando la leyenda a las modas y vicisitudes de cada época, tampoco optan por la recreación de un despiece del personaje, a modo de juegos y parodias, como hizo Albert Boadella en 2014 con “Ensayando Don Juan”, optando por utilizar el libreto original, más preservado en la parte inicial de la obra –con la excepción de la puesta escena del personaje de Don Diego-, que en la final, lo cual le quita a esa parte algo de la musicalidad original del texto.

TenorioBlanca Portillo hace contemporáneo al personaje de Don Juan, quitándole verso y galanura, impregnándole de aires chulescos, un punto macarras, cualquier aire de seducción queda extinguido y un cierto punto “funcionarial” aparece en las formas de sus conquistas, con toques rutinarios sin intentar evitar aflorar hasta un cierto hastío. “Chupas” de cuero y andares moteros, terminan por dar forma a este Don Juan acanallado.

La escena inicial, en la taberna de Cristófano Buttarelli, nos acerca lo que es uno de los puntos fuertes de este espectáculo, sino el mejor, cual es la dirección escénica, a cargo de la propia Blanca Portillo, con un impecable movimiento de los actores y una acertada iluminación de Pedro Yagüe, que consigue acrecentar el efecto dramático a través de sombras que interactúan como otros personajes más en escena. Cada cambio de decorado, por lo demás bastante minimalista, realizado a través de una plurifuncional estructura de madera que sirve de mesa, ventanal o cama, es utilizado como parte del espectáculo, especialmente destacado en el momento de presentar la cena en el palacio de Don Juan, haciendo volar, literalmente, el mantel de la mesa al ritmo del tema musical, que en cada uno de estos interactos interpreta Eva Martín con temas jazzísticos.

Durante la representación tres momentos se elevan sobre el tono general de la obra, destacando de forma especial la reinterpretación de la “escena del sofá”, …sin sofá, la cual aborda Don Juan lavándose frente a una jofaina: manos, cara, brazos, torso desnudo, sin olvidarse de los genitales, por debajo del pantalón, mientras va declinando “…no es cierto ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor…” haciendo evidente un cierto tono rutinario, hasta que, de repente, el adolescente cuerpo de la bellísima Doña Inés queda presente ante él, en toda su desnudez y esplendor, cayendo Don Juan en su propia trampa, seducido el frio villano, presa del enamoramiento. Con seguridad, la reinterpretación de esta escena es el mayor acierto de esta versión del Don Juan.

Tenorio.3Muy interesante también es el efecto conseguido en la escena de la celda del convento, mientras Brígida, como experta celestina, loa la imagen de Don Juan ante Doña Inés, a través de la carta escrita por él, mientras se hace presente Don Juan, al otro extremo de la escena, redactando la misiva con aire displicente y poco apego, al tiempo que apura un muslo de pollo y una copa de vino, pero acertando en su objetivo, haciendo mella con sus letras en la inocencia de la novicia.

Otra aportación destacable está en el personaje de Brígida, magníficamente representando por Beatriz Argüello, que le brinda matices que lo enriquecen y las dotes de seducción de las que es privado en esta ocasión Don Juan, llegando a masturbar al Tenorio en escena, dejándole colgado en un coitus interruptus, para luego construir una sensual copula con Ciutti. Tan conseguida es esta Brígida que llegamos a lamentar que su presencia no se alargara más en escena en esta adaptación.

José Luis García-Pérez, buen actor, realiza un gran trabajo en el papel de Don Juan, no es fácil lo que se le pide, poniendo en su boca versos miles de veces repetidos pero que en esta ocasión buscan perfiles diferentes, evitando ser el encantador que siempre fue el Tenorio, buscando ser la visión canalla que Blanca Portillo exige, para finalmente cautivar al público entre pequeños guiños y grandes aplausos.

Ariana Martínez consigue un resultado óptimo con su Doña Inés, saliendo airosa de una de las más difíciles pruebas a las que una actriz puede verse sometida, recitar desnuda y a pie firme, y todo ello en el marco de la conocida “escena del sofá”, consiguiendo, en general, una tierna y creíble novicia, más en la adolescencia que en la juventud, que encaja muy bien en la trama.

El resto del elenco, Miguel Hermoso como Luis Mejía, Juanma Lara como Gonzalo de Ulloa, Eduardo Velasco como Ciutti, Luciano Federico como Buttarelli, Alfonso Begara como Capitán Centellas, Alfredo Noval como Avellaneda, Francisco Olmo como Diego Tenorio y el escultor, Rosa Manteiga como madre abadesa, Daniel Martorell como Miguel y Raquel Varela como Gastón, Lucía y monja tornera, realiza un trabajo correcto, sin altisonancias, colaborando al buen desarrollo del espectáculo.

Tenorio.2jpgPolémico acercamiento al mito de Don Juan Tenorio por parte de Juan Mayorga y Blanca Portillo, con un más que interesante resultado, la vida es de valientes y si ellos ven el personaje como lo muestran aquí nada que objetar, personalmente creo que los personajes de Don Diego, padre de Tenorio, y del escultor, quedan demasiado limitados y en ellos hay algunas claves del personaje creado por Zorrilla que no son abordados en esta ocasión. Faltan cosas y, quizás, sobran otras, para mi opinión sobra la adenda final de Doña Inés tras redimir a Don Juan, que me parece accesorio, pero ello no es más que una opinión, la mía.

El Don Juan Tenorio de Zorrilla es la obra teatral de mayor éxito de público de la historia del teatro español, sobre la que ha habido aproximaciones de todo tipo, pero con frecuencia incluso los más escépticos sobre su trama, o su personaje, quedan cautivos de él. Al final es la historia de un seductor que es redimido al descubrir el amor, de hecho la obra y el personaje descrito por Zorrilla se suelen considerar el final del romanticismo teatral español. Las formas en las que se movió por el siglo XVI, son imposibles hoy, pero la sociedad de hoy tampoco es la de entonces, ni mejor, ni peor, simplemente diferente. En todo caso bienvenida esta valiente propuesta.

…y cómo diría Don Juan: “…clamé al cielo y no me oyó, más si sus puertas me cierra, de mi actos en la Tierra responda él, que no yo”.

¡Viva Don Juan Tenorio! y gracias a Juan Mayorga y Blanca Portillo por traérnoslo de nuevo a escena.

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Comentarios

  1. doña ines dice: agosto 2, 2015 at 7:45 pm

    Sólo um pero a su crítica: cuando Juan ve a Inés, esta no está desnuda. Haga memoria…

  2. Carmen Luque Lara dice: agosto 2, 2015 at 9:33 pm

    Interesante propuesta la planteada por Blanca Portillo, sobre el personaje de Don Juan Tenorio. Me gustó mucho el espectáculo en su conjunto y los matices y entonaciones empleados en la forma de decir el texto. Magnífica escenografía. Buen trabajo que, en mi opinión, merece la pena ver y disfrutar.

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