Apariencias en la Justicia

23 Ene 2020

Apariencias en la Justicia

La división de poderes del Estado es un concepto acuñado por Montesquieu (1689/1755), en el que definía los límites, teóricos y autónomos entre sí, de la potestad legislativa, la potestad ejecutiva y la potestad judicial. Sobre cuyos principios se aposentan los pilares de los Estados democráticos más avanzados del mundo occidental.

«De nuevo, no hay libertad, si la potestad de juzgar no está separada de la potestad legislativa y de la ejecutiva. Si estuviese unido a la potestad legislativa, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario; debido a que el juez sería el legislador. Si se uniera a la potestad ejecutiva, el juez podría tener la fuerza de un opresor» (Montesquieu)

Quien ejerce el poder ejecutivo, con frecuencia no lo considera suficiente, e intenta controlar el legislativo y, por supuesto, el judicial; no es una historia nueva, ni en el mundo, ni en España, pero la decisión del actual, recién elegido, presidente español, para designar a Dolores Delgado, su, hasta hace unos pocos días, ministra de Justicia y diputada electa el Congreso, con el numero 5 de la lista del PSOE por Madrid, como Fiscal General del Estado, sin interrupción entre ambas responsabilidades, pasando de un despacho a otro, como quien pasa de una habitación a otra, es posible que sea legal y cumpla con la normativa vigente, no lo discutiremos, aunque sea más dudoso que cumpla, de forma estricta, con el artículo 124 de la Constitución Española que exige la indepApariencias en la Justiciaendencia del Ministerio Fiscal respecto del poder ejecutivo, ya que es un órgano del Estado, pero no parte de la estructura del Gobierno de turno (art. 2 del EOMF), y es que el propio “Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal”, en su artículo 59, prohibe a los fiscales, igual que sucede con los jueces, pertenecer a ningún partido político, condición que incumplirá quien les puede dirigir, según esta polémica propuesta, en muy poco tiempo.

Desde Europa las recomendaciones que llegan al respecto son, exactamente, en la dirección contraria a la decisión tomada por Pedro Sánchez, ya que en el “Grupo de Estados contra la Corrupción” (GRECO), en su informe de 2013 sobre España se indicó: “podrían hacerse esfuerzos adicionales para asegurarse, aún más, que la Fiscalía sea, y parezca, imparcial, objetiva y libre de cualquier influencia …y mejorar su autonomía funcional”, igual que la “Comisión de Venecia” de 2016 recomendase “asegurarse una suficiente autonomía que evite las influencias políticas indebidas hacia los fiscales”.

“Asegurarse una suficiente autonomía que evite las influencias políticas indebidas hacia los fiscales” (recomendación de la Comisión de Venecia)

Pero siendo todo lo anterior ya relevante e importante por si mismo, el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General del Estado, supone que se tendrá que inhibir en todos aquellos asuntos de los que hubiera conocido en el desempeño de sus cargos anteriores, incluido el de ministra de Justicia, lo cual afectará con toda seguridad a los relacionados con el Procés o el 1-O, por no hablar de otras causas menos relevantes, pero no por ello insignificantes, como el caso Villarejo y otros.Apariencias en la Justicia

Con una derivada interesante en clave interna del nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos, ya que el líder de la formación morada y actual vicepresidente segundo del Ejecutivo, marcó distancia con la ex-ministra de Justicia en la reprobación parlamentaria que sufrió en el Congreso de los diputados realizando dos afirmaciones que hoy suenan más estruendosas que cuando se realizaron (septiembre de 2018): “Alguien que se reúne de manera afable con un persona de las cloacas de este país, hace daño a la mayoría que aprobó la moción de censura”, “hay que alejar de la vida política a cualquiera que mantenga amistad con cualquier representante de las cloacas”.

¿De quién depende la Fiscalía? …¿de quién depende?” (Pedro Sánchez)

Pedro Sánchez intenta que el poder que ejerce hoy, llegue más allá de los limites de la potestad del Ejecutivo que preside y no se esconde de ello, acertada o equivocadamente, escenificándolo a través de una pregunta a un periodista en una entrevista, como pajarito que dispara a las escopetas: “¿De quién depende la Fiscalía? …¿de quién depende?”.Apariencias en la Justicia

Pero más allá de lo evidente, hay otra arista interesante en este tema que es la capacidad de una ministra de Justicia para aceptar su sustitución en la responsabilidad y pasar a desempeñar un cargo de menor rango, aún muy relevante y esencial para el propio presidente del Gobierno.

¿Un Jefe de Estado tras dejar de ejercer como tal, aceptaría ser ministro de un Gobierno dirigido por uno de sus sucesores?, ¿un presidente de una gran empresa ejercería cómo subordinado de la misma casa tras cesar en aquella función?…¿cuál es su opinión al respecto?.

«No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo» (Julio César)

La ex-ministra no parece honrar a su anterior cargo y acepta someterse a los intereses de su mentor, poniendo en la picota la independencia y autonomía de la propia institución en la que trabajó durante más de veinte años y el presidente del Gobierno juega con las formas en un tema tan delicado como es la Justicia y debería recordar que, como la mujer del César, no solo debe ser honrada, sino parecerlo, en unos tiempos en los que, más allá de lo defendido por Montesquieu, estaríamos satisfechos cumpliendo, al menos, las apariencias en la Justicia.

Artículo publicado en @elespanolcom el 03/02/2020: https://www.elespanol.com/blog_del_suscriptor/opinion/20200203/apariencias-justicia/464773520_7.html

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