Andanzas y entremeses de Juan Rana

28 Feb 2020

Desde la visión de éste primer año de la tercera década del siglo XXI que vivimos, resulta sobrecogedor echar la vista atrás y contemplar algunas de las cosas que se proyectaban, y programaban, en la televisión publica de los años 80’s del siglo XX, hasta el punto de que parece que lo vivido desde entonces, más que evolución, ha sido una involución.

“¿Quién es Cosme Pérez? …¿y Juan Rana, quién es?”

Andanzas y entremeses de Juan Rana¿Sería posible hoy, en este momento, presenciar la  conversación del premio Nobel español, Camilo José Cela, hablando, en horario de máximo audiencia, sobre su capacidad para absorber, por vía anal, hasta litro y medio de agua?; ¿se emitiría hoy en una televisión pública la parodia realizada por “Els Joglars”, en el programa presentado y dirigido por Xabier Gurruchaga en 1984, “Viaje con nosotros”, sobre un presidente autonómico catalán en ejercicio, como lo era entonces Jordi Pujol?; ¿Serían emitibles hoy programas como “La bola de cristal” o las tertulias, ‘verdaderas’, (sin censura, ni pacto en las preguntas y los temas a tratar) de Jose Luis Balbín en “La Clave”?; ¿se emitiría en su totalidad una participación como la de Fernando Arrabal en el programa “El mundo por montera”, en 1989, dirigido por Fernando Sánchez-Dragó o sería inmediatamente interrumpido?.

Estas preguntas nos sirven para presentar el tema que, con total acierto y oportunidad, propone la compañíaRon Lalá” en su nuevo espectáculoAndanzas y entremeses de Juan Rana” en el Teatro de la Comedia, de Madrid.

¿Por qué la risa es pecado?

Porque, ¿quién decide lo que es oportuno reírse o de lo que no?, ¿por qué la risa es pecado? …¿por qué tiene que haber un censor que decida de que nos podemos reír y de que no?.Andanzas y entremeses de Juan Rana

Juan Rana es el alias por el que fue conocido el actor cómico Cosme Pérez, nacido en Tudela de Duero (Valladolid) en 1593, fallecido en 1672, que llegó a ser tan popular, que su presencia se utilizaba en las comedias de la época para conseguir un mayor número de espectadores, en lo cual su figura contrahecha, y su fama, garantizaba la afluencia de público, algo que ni entonces, ni ahora, ningún productor teatral puede permitirse el lujo de ignorar.

¡Oh, señor, que desgracia! …me está gustando y haciendo gracia.

Ron Lalá, de la mano de Álvaro Tato, construye un ágil texto, a través de los entremeses que protagonizó Juan Rana de la mano de las reputadas creaciones de Pedro Calderón de la Barca o Agustín Moreto, entre otros, haciendo presentes en escena al propio Calderón, a Diego Velázquez o a Bernarda Ramirez, compañera de escena, y algo más, del protagonista de estas “Andanzas”, recreando un juicio en el que la Inquisición abre causa general contra un personaje cuyo delito es generar la risa y el buen humor entre quienes acuden a presenciarle sobre la escena. ¿Por qué la risa es pecado?.Andanzas y entremeses de Juan Rana

La escenografía resulta muy conseguida, a través de unos elementos muy ligeros, tanto que la busca de sus elementos parece sencilla, pero resulta absolutamente eficaz y por ello destacamos el trabajo de Carolina González, al igual que el vestuario de Tatiana de Sarabia, la iluminación de Miguel Á. Camacho, el sonido de Eduardo Gandulfo y la dirección musical de Miguel Magdalena que, como seña de identidad de Ron Lalá, es una parte destacada en el buen resultado final del espectáculo.. 

“Válgame Dios, que me he muerto sin darme cuenta” …”¡Viva Juan Rana hasta que las ranas tengan pelo!”.

Yayo Cáceres, en la dirección, vuelve a acertar con el ritmo apropiado a esta propuesta, por momentos endiablado y más que exigente para el grupo de actores, dónde destaca la prestación de Miguel Magdalena como Juan Rana, muy bien rodeado de Juan Cañas, Daniel Rovalher, Fran García e Íñigo Echevarria, protagonistas de fantástica sucesión de escenas, gags e interpretraciones que sorprenden.Andanzas y entremeses de Juan Rana

Ron Lalá lo ha vuelto a hacer, sorprendiendo son su propuesta teatral, entreteniendo y contando una historia, que hace que los noventa minutos de su duración se evaporen en un suspiro. Las más de veinte paradas que tendrán, de aquí a junio, en su gira teatral por toda España, podrán acreditar lo que relatamos en estas lineas. Espectáculo más que recomendable, porque siempre nos quedará la risa, y el sentido del humor, en el siglo XVII igual que en el siglo XXI.

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